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318

LYDIUS LAPIS

di Salamanca, si co,ntentb, che il

P. B er–

nardo Sartolo

Gesuita facesse correr sotto

suo nome il

l ydius Lapis R ecentis A11-

ti-probabilism1·....

»

(Diál.

xxxn,

núm. 45

r,

págs. 349-50:

cfr.

diál.

xx1x,

núms. 410,

412, págs. 323, 325¡ diál. XXXII, núm. 453,

pág. 351

i

diál. XXXVI, núm. 526, pág. 398).

«El P. Bernardo Sartolo, autor de la vida

del doctor Francisco Suarez, impresa en

Salamanca en 1693, y de otro libro intitu–

lado

Lydius lapis,

publicado en nombre del

doctor Perea en aquella ciudad en 1697»,

escribe igualmente D. Manuel Abella en el

Dú:áon. geogr.-l1istór. de Espa1ía jor la

R . Acad. de la lfist.

(art.

Tudela,

n,

397)¡

y con él concuerda también

D.

Juan Sodor–

nil en sus

Apimtes descript. é histór.-religs.

de Tudela

(pág. 66 ).

Ya antes se lo había atribuído Oudín en

sus Mss. al P. Sartolo, en cuyo artículo lo

menciona con la nota de que «ideo eum

alieno nomine vulgavit, quia agendum erat

contra P. Thyrsum Gonzalez de Santalla,

iam Generalem Prrepositum Societatis»

(pág. 2); y ésta es la tradición que de mano

en mano ha llegado hasta nosotros,

y

la

opinión ya corriente, como puede verse en

Dollinger y Reusch (

Geschichte der Mo–

ralstreitigkei'ten,

r, 245), Soraluce (pág. 35),

Romstock

(Die

J esnitemmllen,

pág. 75,

not.

r.ª),

Ter Haar

(Jímoc. X I de Proba–

bilism. Decr.,

pág. 79), etc.- Por donde se

entiende que merecen alguna corrección las

siguientes cláusulas de Hurter: «.... cum

quidam ( forte Bernardus S arto

1

o S.

J.

t

1780

[?

1700])

l.

Th. Gbnzalez impugnas–

set sub nomiqe Eustachii de Perrea y Por–

res in

Lydio L api"de....

»

(n, 923), y «Fran–

ciscus Eustachius Perrea

y

Porrés.... edidi

Lydium lapidem....

»

(n,

1245).

Cuanto al Sr. Perea, aunque él no nece–

sitaba servirse de obras ajenas para acre–

centar su gloria en la república literaria, le

creemos muy capaz de prestar su nombre

y honrar con él la obra de un Padre de la

Compañía, de la cual fué siempre muy

amigo. No por eso decimos que esta obra

.sea toda del P. Sartolo: hay tal vez bas–

tante en ella del Sr. Perea, y ciertamente es

suyo gran parte de lo que aparece á las

págs. 229-30.

No podemos cerrar este artículo sin ex–

presar la extrafieza que nos causa el ver

que los redactores de nada menos que un

Diccionario E11cz'clojédi'co Hispano-A meri'–

cano

llevaran á tanto su humildad, que,

después de avisarnos que el P. Sartolo fué

un «Religioso

y

escritor español» y que

1

«vivía en el siglo XVII», terminasen con esta

confesión: «Ignoramos á qué Orden perte–

necía » (xvm, 771, 2.ª).-Lo sensible es que

el tal

Diccionario

abunda hast:a la náusea

en semejantes confesiones é ignorancias.