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XII -
tranquilizan con el pensamiento de que 1 infierno es
solamente para los blancos. Ni faltan quienes dudan
positivamente de la
fo,
lo cual so manifiesta en conver–
saciones como éstas : Dios tiyanohn ? .mana tiyanchu?
1
Huihuasbina tuourinchiochu? Y aun dicen claramente:
Mana crishac. Peste
2,
taita cura, ima yaohanga?
Cuanto mayor es Ja ignorancia de la gente,
y
cuanto meno de fe vercla<lera tiene uu iiulividuo,
ta.nto mayor níimero !le su¡ier ticiones se encuen–
tran sea en
un
¡meblo, sea en llersomts particu–
lares. Por esta
razón
las lrny nn1uerosa entre
los iu<lios;
muchas do ellas son
restos del paga–
nismo,
p. ej. poner piedritas on Ja cumbre de nn erro
6
echarlas
á
otra piedra grande aislada, en honor del
espíritu do! cerro
6
de la piedxaS. Resto del paganismo
es también el cuidado de los indios en dar de comer
y de beber
á
los difunto . Otra creencias antiguas se
han cubierto tan sólo con cierta apariencia de cristia–
nismo; de esta clase es la idea de los indios, que los
santos son emidioses
y,
eu su recinto, omnipotentes ;
6
el proyecto de castigar al anto Patrono enterrándolo
1
El longo que contó tales conversaciones de adultos á
su párroco, añadió ingenuamente: Y si no hay Dios, ¿quién·
nos dará de comer?
2
Inteijccción do desprecio.
3
Es cosa extraña que los blancos hayan dejado con–
tagiarse de estti superstición; pues se los ve poner piedras
á
cruces
é
imágenes de santos que encuentran en sus viajes,
y
cuando se les pregunta, por qué hacen esto, contestan :
"para tener buen camino".