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DE LAS SALINAS.
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CAPÍTULO XII.
C6mo Hernando
Pizar~o
envi6
á
Pero Ga[lego con una carta al
capitan
Alo~s~
de Alvarádo,
é
de cómo fedro de Le;ma envió
á.
Palomino con cartas tambien
á
la ciudad del Cuzco;
é
de
cómo el
Adelpmta.doD. Diego de Almagro envió
'á
Diego de Alva–
rado
é
Gomez de Al-varado con otras personas
á
la ?uente de
.
Abancay,
á
requerir al capitan Alvarado, que
ya
habia allegado
á
ella,
é
de
lo
que más sucedió.
Venido delante la presencia ·de Hernando ·Pizarro, Pero
Gallego·, de tal manera que todas las guardas que tenía no
pudieron verlo, le hizo grandes ofertas, rogándole fuese adonde
estaba el capitan Alonso de Alvarado
é
le diese aquella carta,
é avisase de todas las cosas pasadas en el Cuzco; Pero Ga–
llego le résponclió que él iria adonde le mandaba; é con todas
sus fuerzas lo procuraria.
É
así se salió de aquel lugar;
é
to–
mando
U!
!Jl.Ín~vestidura
lanzando de sí el traje español,
tirándose la barba con una navaja, en lugar de espada una
honda al .cuerpo se ciñó, é metiendo
~~n
un canuto que
á los indios suelen servir para ciertos poi vos de la confaccion
que he escrito en lo que trata de las costumbres de los indios,
partió de la ciudad del Cuzco; é como era muy ligero llevaba
voluntad entera de dar aviso
á
Alvarado de lo que Pizarro le
mandaba.
É
dejaré ir caminando
á·
Pero Gallego, é diré del capitan
Alonso de Alvarado, que así como
fué
llegado
á
Cochacaxa,
Pedro de Lerma, como hobo recibido las cartas del Cuzco, de–
seando volver respuesta de ellas
á
Orgoñez é al Adelantado
D. Diego de Ahnagro, dicen que habló con un español lla–
mado Melchor Palomino, que tambien era muy ligero, é que
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