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42

GVEllRA

maron las calles de la ciudad. Como Remando Pizarro estu–

viese confiado en las treguas asentadas, estaba en su cama;

cercáronle aquellas casas, que de grandes

é

muy fuertes pa–

redes de vivas piedras eran hechas. Los _vecinos

é

habitantes,

como oyeron el ruido, algunos salieron á ver lo que era,

é

otros que lo sabian, fingiendo que n0 lo entendían, se esta–

ban en

~us

lechos hasta ver el fin del negocio. El Adelantado

luégo se metió en la iglesia,

é

con él el cápitan Gomez, é

Diego de Alvarado;

é

D. Alonso de Montemayor,

y

el conta–

dor Juan de Guzman,

é

Lorenzo de Aldana,

y

otros muchos. ,

Pues como Rodrigo Orgoñez hobiese cercado la casa de

Remando Pizarro, tomó luégo en su poder aquellos pequeños

tirillos que allí á la puerta de la casa estaban, é al ruido re·

cordó Remando Pizarro . Ciertamente con mucha verdad, se–

gun se dice, se mostró caballero animoso en aquel tiempo;

porque desechando de sus ojos los· envelamientos del

~ueño,

en un punto fué vestido

é

armado de las armas que allí tenía,

é

tomando una espada

é

una adarga se fué para una de las

puertas que la casa tenía, é dijo á Gonzalo Pizarro, su her–

mano, é

á

otros, que se fuesen á la otra, que pues Almagro

le babia faltado Ia palabra

é

rompido las treguas, que ántes

babia de morir

á

sus manos

qu~

no entregarse ·

á

su poder

vivo, pues del fementido no se podia tener nenguna espe–

ranza para fiarse de

~u

palabra,

é

que al fin Almagro había

hecho como quien era. Los españoles que allí se hallaron, que–

riendo imitar á su capitan, tomaron sus armas para se de–

fender; Rodrigo Orgoñez tenía cercada la casa,

é

daba gran–

des voces á Hernando Pízarrn, que se diese á prision al Ade–

lantado, que tuviese por cierto que su persona sería mirada

é

muy bien tratada. La noche hacia· muy escura, porque aún

habia de allí al día más de tres horas,

é,

á

las voces que daba

Orgoñez, Hernando Pizarro le pudo oír,

é

dicen que respondió:

«No me tengo de dará prísion

á

un soldado como vos» ; Orgo –

ñez le respondió que él era capitan general de la gobernacion

del nuevo Toledo,

y

él un teniente particular del Cuzco, sin lo

cual, su persona tenía valor para que él no se despreciase de