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GURllRA

del campo herido,

y

tambien lo

fué

el capitan Vasco de Gue–

vara ó otros muchos; é ya no tenian órden los de Chile,

é

los

que podían huir no lo dejaban por vergüenza. Rodrigo Or–

goñez, 'viendo su perdimiento, quiso volver

á

hacer entrar en

la batalla

á

algunos de los suyos que veía que huian de ella;

é queriéndolo hacer, le hirieron de un arcabuzazo, é

á

su ca–

ballo le dieron tales heridas que cayó muerto, del cual con

gr<!-n denuedo salió sin mostrar nenguna flaqueza

é

arremetió

á

los enemigos;

é

viéndolo de aquella suerte, le cercaron seis

de ellos, é á grandes voces dijo:

"l

no hay algun caballero

entre vosotros

á

quien yo me dé?» Respondió un criado de

Hernando Pizarra, llamado Fuentes:

«SÍ;

dáos á mí»:

é

luégo

le tomaron entre todos, y el Fuentes, con gran crueldad, Je

cortó la cabeza:

y

así hobo fin Orgoñez

é

su presuncion.

Muerto Orgoñez, se acabó de conocer la victoria y entera–

mente la alcanzaron los de Pachacama de los de Chile.

El Adelantado D. Diego de Almagro miraba Ja batalla

desde un pequeño cerro, donde se puso para la ver como

ya tenemos dicho;

é

como vido lo que pasaba y en el campo

tantos de sus amigos muertos, dejando las andas, lleno de

grande aíliccion, cabalgando en una mula, con tres ó cuatro

se fué

á

la fortaleza del Cuzco

é

se metió en un cubo fuerte

de ella. Y como viniesen con Remando Pizarra muchos de los

que fueron desbaratados por Almagro en la puente de Aban–

cay,

é

tuviesen por odiosos

á

los de Chile, mataban

á

muchos

de ellos aunque estaban heridos y se rendían;

é

llevando al

capitan Ruy Diaz

á

las ancas de un caballo un amigo suyo de

los vencedores, salieron de traves dos ó tres

é

le dieron tales

heridas, que quedó muerto

á

los piés del caballo. Los que

estaban presos en la ciudad

é

quedaron en guarda de Nogue–

ral de Ulloa, salieron de los cubos

é

se vinieron á encontrar

con Hernando Pizarro, que todavía estaba en el campo; Her–

nando Bachicao había ido

á

buscar

á

Pedro de Lerma,

é

ha–

llándole caído sacó el espada el cobarde

é

dióle muchas he–

ridas,

é

creyendo que era muerto lo dejó, vol viendo diciendo

á

grandes voces que dejaba muerto

á

Lerma.