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tus mayores, que con la potencia tan grande que llevaron
sobre la ciudad del Cuzco, no fueron parte á defenderse
<le solos docientos que en ella estaban,
y
¿quieres
tú
hacerme
entender que tuvieras ánimo de acometerá quinientos espa–
ñoles que vienen en mi compañía, ton diestros en el pelear que
no tienen otro ejercicio sino seguir la guerra? Y si no fuera por
Jos conciertos que se tratan entre Mango Inga
é
mí, yo tecas–
tigara; mas déjolo de hacer, porque los españoles no saben
con cautelas
é
traiciones matar ni prender
á
nenguno, aunque
sepan que en -ellos hay engaño,
é
tengan la intencion da..,.
ñada». El capilan indio le tornó á responder,
y
le dijo: «Ya
yo en nenguna manera puedo contra
tí
mostrar mi poder,
para que conocieras mi valor, que o tengo que con ayuda
del Sol, yo pensara que nenguno de los que contigo vienen
dejara de quedar muerto en el campo;
é
o enviaré mensaje–
ros al Inga de lo que contigo he pasado". Almagro, riéndose
más de gana, elijo que enviase en buen hora lo que quisiese;
é habiendo pasado estas cosas, Almagro se partió de allí.