DR LAS SALINAS.
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él babia sido para que él fuese lo que era, pues cuando fué á
España, con sus disimulaciones é palabras, le babia dado es–
peranza que la merced que S.
l\t
les hiciese á los dos habia de
ser igual , mas no le pareció que se había acordado dél más
de para le traer el alcaidía de Tumbez, é desde Caxamalca
habia enviado con Hernando Pizarro su poder para que, des–
pues que hobiese besado las manos
á
S. M., informándole de
sus servicios, le pidiese en su nombre merced de esta goher–
nacion, é que no quería referir lo que él en este caso hizo, que
Juan de Guzman estaba allí que sabía bien aqueste cuento.
É
agora, ántes que él fuese á Chile con ellos, sabía Pizarro su
gobernacion cuál era, mas no solamente le pesó desque lo
supo, mas con todas sus fuerzas le insistió fuese á aquella
jornada; é que agora le creyesen, que si él se volvió
á
Lima
que no había sido más de por hacer llamamiento de gente
para venir contra ellos, que mirasen lo que les parecía que
debían hacer é cómo saldrían de la ciudad, é por qué camino
irian. Rodrigo Orgoñez dijo, que á él le parecía que debian
con toda priesa, sin aguardará que con la dilacion el Gober–
nador D. Ft!ancisco Pizarro estoviese con ejército bastante
é
tan poderoso que no fuesen parte á salir con su intencion, sa–
lir Iuégo del Cuzco
é
irlo á buscar , cortando primero la ca–
beza á Hernando
é
Gonzalo Pizarro
é
Alonso de Alvarado,
porque el hombre muerto no hablaba
JlÍ
mostraba queja aun–
que alguna tenga. Diego de Alvarado no venia en que se
aprobase el consejo de Orgoñez, sino que, sin muertes de hom–
bres 'señalados, la paz deberían procurar; é al fin trataron
é
acordaron de salir del Cuzco
é
llevar en su poder preso á
Hernando Pizarro (el cual era en algunos tiempos maltratado
de palabra
e
de otras cosas, tra-yéndole de una parte á otra,
porque los indios viesen que Almagro
é
no él era el poderoso,
é
áun dicen que tomando un dia un cuchillo se .cortó las bar–
bas, afirmando que habia de morir ó vengarse),
é
á Alonso
de Al varado
é
Gonzalo Pizarro dejallos en In ciudad, con
re~
caudo convenible
y
encomendados
á
Grabiel de Rojas.
Pues como los que se habían hallado con Alonso de Alva-