DE LAS SALINAS.
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CAPÍTULO XXIII.
Cómo los capitanes Alonso de Alvarado
é
Gonzalo Pizarra tu–
vieron tal industria que se soltaron de la prision donde estaban,
e
prendieron al teniente Grabi·ez de Rojas,
é
de cómo se fueron
á la ciudad de Los Reyes.
Despues que sacaron de la prision donde estaba al capi–
tan Hernando Pizarro, metieron en un cubo á los capitanes
Alonso de Alvarado é Gonzalo Pizarro,
é
pusieron por guarda
dellos
á
un Anton de Almagro, que se decía ser hermano
del Adelantadú, avisándole, que pues le fiaban la guarda de
aquellos capitanes, que, mirando lo mucho que al Adelantado
le iba en que no se soltasen, tuviese gran cuidado en los mi–
rar,
velán~olos
por sus cuartos españoles que para aquel
efecto estaban prevenidos. Pues viéndose de aquella manera
presos, Alonso de Al varado é Gonzalo Pizarro, trataban entre
ellos qué manera podrian tener para salir de aquella prision
_ donde estaban, é irse á la ciudad de Los Reyes á servir al
Gobernador
é
ayudarle contra Almagro; é como los hombres
que están detenidos, aunque las cárceles sean muy fuertes
é
dificultosas, tienen por fácil cosa, si algun .remedio hallan,
salirse dellas, mirando aquestos dos capitanes qué modo é ma–
nera podrían tener para de aquel lugar salir, determinaron
de, aunque sobre el caso perdiesen las vidas, intentarlo.
Di–
ciendo Alonso de Al varado á Gonzalo Pizarro, que pues esta–
ban en aquella ciudad Cueto
é
Jara, amigos é criados que
de Hernando Pizarro hahian sido, que le parecía debian de
comunicar con ellos que hiciesen junta de gente para que
viniesen á los sacar de aquel lugar,
y
que él había oído decir
que eran determinados; Gonzalo Pizarro respondió, que no