72
PRINCIPE DE ESQUILACHE.
de Loja, pidi6 y
~obtuvo
sin gran dificultad su
pacífica sumision . Pero su obra, comprometida
por las demasías de la raza dominante, solo
llegó á afianzarse en el reinado siguiente con
los esfuerzos apo.., t6licos de los jesuitas.
En el gobierno de Esquilache se emprendió
con teson la extirpacion de la idolatría que había
deseado Niontesclaros y á la que el celoso cura
·de San Damian consagró muchos años de apos–
tolado . El Virey, do oidores y algunos canónigos
.
contribuyeron genero amenté
á
costear una visita
~echa
por lo
je ui ta con el fin de de arraigar
las supers
i ·
0111e
in1nemoriales, que e hallaban
tenazmente so
t
nida
en
poaei~o
o apoyos . Se
había pr
o
LU
lameniial:> e ligereza á bau–
tizar in ios
i
0
nor ntes de la rel jgion cri tiana.
Las doctrinas eran dejada en el mayor abandono
:por ministros mas olicito
de medrar, que de
ganar almas para el cielo . Lra íntima la alianza
entre las prácticas de la infidelidad
y
las borra–
cheras populares, favorecidas por e peculadores
sin conciencia . Los indígenas conservaban
á
la
vista, en lugares venerados
6
en su propio
hogares
lo
antiguos obj eto
de culto . En fin
ciertos sacerdote , brujo ó n1ini trile de la ido–
latría, de plegaban para sostenerla un celo in–
tere ado. Para ex irparla procedian los misio-