172
CONDE DE SANTISTEBAN.
apremiantes. El mismo Padilla, que era el alma
de la benéfica reforma, fué
á
poco enviado
á
Yca
para reparar los estragos de un gran terremoto,
y
nombrado en seguida oidor de Méjico.
;El terremoto, que desoló a Yca, habi aacaecido
el
12
de Mayo de
1564
á
las
4
de la mañana.
Ninguna casa quedó firn1e,
las calles fueron
· obstruidas por los escombros ; el rio desbordó en
unos seis riegos ; 'rebosaron los pozos ; el suelo se
rajó profundamente. El vino
y
aguardiente der–
r amados se apreciaron en mas de
300,000
pesos.
Entre las ruina perecieron cerca de
500
per–
sonas. Se les encontró a rodilladas, con los dedos
de la inano or
n.cto
na cr\lz," ó con el puño
cerrado en ap eitudJ ae g0 peaJrse el pecho. Esas
señales de ped·r ini ericordia eran
muy
naturales ;
por que se creia, que el cie o las castigaba
á
causa de
BUS
pecados. Algunos atribuyeron la
ruina
á
la muerte, que la ví pera
recibió un
clérigo
á
manos de un asesino ajusticiado en el
gobierno
siguiente~
Ef te_rremoto causó tambien
e tragos en
P~ sco.
En Lima solo se sintió un
fuerte
y
prolongado estrépito. Pero las exhorta–
ciones del padre Ca tillo hicieron renovar las
penitencias de
1655.
Junto con las calamidades naturales difun-