CONDE DE ALBA DE ALISTE.
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dose puesto en manos de las autoridades colo-–
niales con fundadas esper nzas de indulto, vinó
á
s pul tarse por algunos añ s en las cárceles
d0
Lima, de donde debia s lir para el cadalso.
Cuando se de vanecieron las ilusiones del pon–
derado Paititi, e procuraba a egurar el engran–
decimiento ·del Vi reinato, erigiendo el vasto go–
bierno de Maínas, de tinado al mismo tiempo
á
impedir
los avances de lo
portugueses
y
á
proteger lo
neófitos del Amazonas. En el in–
t erés de
l a c1
pronto con
l
la plaza de
vi~,,,.~·~··~
limeño Lo ani
máticas en l\l
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Virey. El
Ni los cuidados te1nporales ni los accesos de
penitencia hacian· olvidar las fundaciones pia–
dosas. Concluyó e con universal satisfaccion el
hospital de S· n Bartolome, en que el padre Vadillo
habia puesto tan largo
y
genero o empeño. El
colegio
de.
niñas huérf nas r ecibió una proteo–
cion eficaz del Santo Oficio, que asumió el cari–
tativo patronato
y
que d0sde 1639 no había