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zer y contento, los quales venian a punto de gue–
rra. Algunos de lqs otros vezinos,
y'
muchos -de
los mercaderes, que no sabian el secreto del The–
niente, ni de los vezinos principales del pueblo,
tuuieron creydo que era verdadera la apar'iencia
y
demonstracion que· auian hecho. a los franceses,
para yrse con ellos a Francia, hasta que fueron
auissados la causa por que lo hazian, d,e que que–
daron satisffechos
y
sin ninguna sospecha. Mas
en fin, con esto que hizieron el Theniente
y
sus
amigos, como venian los cosarios nescessitados de
bastimentas y de agua,
y
sobre todo desseo"sos
de robar la cibdad, se dexarqn engañar con las
buenas muestras y apariencias que les hizieron el
Theniente y los vezinos, y assi se fueron a la cib–
dad sin
ni~gun
rezelo ni sospecha.
Pu.essiendo
apossentados en
vn~
buena casa, comen<;aron sin
ninguna cliscrescion, ni consideracion, de comer
y
beuer esplendiiiamente, como si estuuieran en
s,us propias casas allá en Francia, porque despues
de yantar, tenian determinado los yngratos de
robar toda la cibdad y lleuarse consigo las mu–
geres; rpas,
vno piensa el vayo, y otro el que lo en–
silla,.
El Theniente dio luego "auisso· a los suyos
de lo que auian de hazer contra los fr!lnceses, que
estauan comiendo y haziendosse la gira, y en este
ynstante, los marthenses los acometieron repenti–
namente con ayuda de los yndios flecheros que
para ello fueron llamados, que a unos hfrieron,
y
a otros mataron, y a otros prendieron. Los que