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lo lleuaua,
y
es tas cosas .Jas oyeron. los capitanes
y ellos lo dixeron a l Vi sorrey, de que le pusso en
g-randes pensamientos. Vn clerigo, sacerdote .de
missa, entendiendo la g rande pena ·y cor goja que
el Visorrey tenia de saber del tirano (1), que adon–
de estaua, y que capitan era el que aui a salido para
y r a Lima, se fue a e l
y
le dixo secre.tamente . Se–
ñor, si ,._ s . ti ene tanto desseo sabe r del tirano y de
q-ui en salio de Quito
y
_con que gente, v . s. me pro–
meta y deme u pala bra que no pre tender a saber
de mi quien ·me lo dixo, ni por que Yia lo he sabi–
do,
:r
des ta ma nera para mañana a e tas horas me
ofrezco de lo dez ir a v. s. cer tissimamente quien a
partido de Quito
_r
quales y quantos van con el y
a que efrec to. E l \ 'i orrey se lo paro a mirar de
hito en hito y le clixo que 2gu n daua su r elacio n
tan e ca timada tenia entendido deui a e r por a rte
del demonio, que e ra padre de la mentira, y que
·:,ienclo a si no solament e [no] lo qu ed a aber en la
coyuntnr:i. en qu e es taua; ma s i Dio permities e
que yo es te en terminos de ser allí ,-encielo
y
mu er–
to y po r aber tal cosa por em jante med io Yi–
ni e e a e r ,-encedor a nte me dexar e Yencer y
mat a r qu e tal cr edit o Ciar;
y
a l cle ri go ma ndo que
delante del no · pa r e cie
e mas. P alabras fueron
es ta dio·na por c ierto de tal yaron y dicha
de
animo xpiano. Quieren dezir muchos qu e e tecle–
rigo Lénia ,-n fa miliar que cada
no c h~
le dezia lo
qu pa a ua en la ti erra, aunqu otros dixeron que
no lo tenia
ino que e taua
Yn
yndio co n el que
( 1)
T:ichndo:;
1
de quien
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sali'do de
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y
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