CAPITULO XXXI
DE COMO EL CAPITAN DIEGO CENTENO Y LOPE DE MEN–
DO<;A SE AL<;ARON CON LA VILLA DE LA PLATA E.'<
NO~lBRE
DE SU MAGESTAD, CORTANDO LA CABE<;A A
FRANCISCO DE ALMENDRAS, Y DE OTRAS 'COSAS QUE
PASS.-\RON EN ESTE MEDIO TIEMPO
No era ya tiempo de dilat ar ni a la r gar mas en
este negocio, sino passa r con ello mas adelant e
antes que otra vez se supiesse, o por Yentura uvie –
sse algun es toruo; assi, el domingo, a ntes que
amanesc iesse, con dos o tres oras, se aj unt aron
los del cabildo
y
otros muchos vezi nos estan tes
y
habita ntes y otros, en casa del capitan Diego Cen–
teno, que para ello fu eron todos llamados . Des –
pues que se vieron juntos y congregados, hec hada
ya la suerte, ya qu e
es clar es~ia
salieron todos de
Ja casa si n bullicio alguno , y como estaua entre
ellos platicado fue la tercia parte de la gente a
prender a Francisco de A lmendras,
y
las dos ter–
cias fu er on a las dos casas de Remando Coruere
y de Diego Hernandez, que es tauan apar tadas Ja
vna de la otra, para los prender. Los que yuan
con Diego Centeno se fueron derechos a casa de
Francisco de Almendras, que era la prit}·cipal pre-