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!ambien tomari a v'engan<;:a de la afrenta que le
au ia hec ho en quita ll e el cargo que Je a ui a ·dado.
Diego de Ocampo no lo qui so haz er , como leal
.hombre, y se aparto del con mucha disimulacion y
con bu enas palabras dando le espera rn;a que lo ha–
ria auiendo coyuntura, y assi lo descubrio Juego y
lo dixo arVisorr ey a ntes que por otra parte se s u- ·
piesse y pagasse e l con su cabe<;a, como lo auia
hecho con los demas capitanes. Des to rescibio el
V isorrey grand issi mo pesar y enojo, que vn hom–
bredll o de ta n poco valor como era aquel se a tre-
.
,
\
uiesse haze r tan g ra n ma ldad co ntr a su per ona,
por lo qual Jo mando tr aer ante si, e l qu a l venido
Je pregunto lo qu e passaua, y e l dixo y aclaro lo
que auia y qu e auia dia qu e procuraua de lo ma–
tar y que no auia tenido ti empo ni lugar para ha–
ze llo ; y sin mas altercar lo mando colg·ar de los ga–
rrones, la cabe<;a abaxo. Antes que lo a horcassen
dixo al Visorr ey que l_e hizi esse merced de la vida,
que
~ l
se offrescia de matar al tiran o,
y
el\ iso–
rrey no quiso gqe lo hizi esse , porque e ra ademas
traydor y que por e llo meresci a dos muertes; y
assi le ahorcaron en e l camino R ea l, y Auando el
tirano passo pot.,,. a lli lo ma ndo enterrar/ ¡O Señor
Visorrey mi eño r! quan per seg:uido soys de vues–
tros enemigos , porque son ta n pocos los que os.
s iruen con gran lealtad y muchos los que persi–
g uen a v. s. qu e podre mos dezir lo que e l otro de–
zia:
t elllporibus duris 'uere 1lOscuntur amici, ac
fidos paucos experieri libi ;
que ciert amente traya
v. s. la mu e rt e al ojo por la a. echan\'ª que lo
Yuc.s tros hazi a n .