t
90
º
cauallo
y
otros tantos arcabuzeros a saber de
Pi–
«;an-o
y
de sus sequaces, adonde e tauan o s i cami–
nauan. El qual, llegando a l pueblo de Hypiale ,
que es ta cator ce legua de la villa de P asto, se
a peó con sus compa11eros para almorc;ar
y
para
dar mahiz a los cauallos que ll euauan cansados
y
bien fati gado . Y como la ti e rra sea doblada y de
muchas qu ebradas hondas, aunque el campo de
Pic;arro estaua por alli cerca no se sintieron ni e
vieron los vno
a los otros. Pues tornando
(1)
los
leales a ca ualg-a r en sus cauq.llos y comen<;ando a
ca mina r, toparon no lexos de alli con Martín de
Ga ray, ,·ezino de Guamanga, q ue yua por corre ·
dor con e l li cenciado Carauaja l, a l qual lo· leal s
prendieron
y
de l supieron donde es taba Pic;arro
y
todo su campo y quien venia por a ll i cerca . Y e. -
tando habla ndo con el le dixeron qu e se die
e a l
. eruicio de u Mage tad y fue ·e
á
seruir a l Viso–
rrey, que le ha ría grande mercedes,
y
le dirían
que de u ,·oluntad se le auia pa sado;
y
e l no
1
qui o haze r, a nte alc;o la falda de la co ta y dixo
1
que le mata
en, porque el no que ria yr de lante
del Vi orrey porque no sabia como lo trataría, y
que Pic;arro lo ternia por traydor y
nemigo. E . -
tando en e ta porfia llegaron otros tumultuario d
repente ·obre ellos y socorri e ron a 1artin de Ga –
ray, que
y a
lo querían mata r,
y
lué <YO tocaron bra –
uamentc a l a rma lo so ldado del Licenciado
a·
lieron todo
pre tamcnte
y
fueron sigui endo a
ancho de la Car r era
y
a sus compañ ero ·, qu e e
(t'
1\1-..
lt1rHa 1,,,·n.