193
Popayan fueron tan pocos los caualleros que lle–
garqn con el, que como hemos dicho se le queda–
ron muchos en el ca mino, vnos de enfermedad,
otros tomados en los alcances que les dieron
y
otros se fueron a diuersas partes por apartarse de
la furia
y
braueza de Pi¡;arro
y
de las crue ldades
d~l
Maestro de campo. De manera que llegaElo el
buen Visorrey a esta prouincia de Popayan, aun–
que fue mal r esceb ido de toda la vez indad deter–
mino descansar por algunos di as si los enemi g·os
le dexassen, porque ellos le aui an hecho passar
mucho y grandes trabajos y fatigas, assi espiri–
tuales como corporales. En especial que tuuo mu–
chas sospechas y grandissimos r ezelos
ae
sus ca–
pitanes
y
hombres principales de su exe rcito, que
tenia entendido que lo auia[n] de prender o matar ;
allende de todo esto Ja gran hambre que el y los su-·
yos aui an passado en el camino, que queriendo co–
mer o beu'er, algunas vezesno tuui eron que. Ya esta
causa mataron un-cau a llo y vna yegua, aunque no
eran de los mas gordos, para comer,
y
ciertamen-
te les supo la carne mejor que de vaca o de faysa- ,
nes , aunque era duÍce y desabrida, que la comie–
ron sin sal, la qual aprouaron ser aquella comida
mejor que combite Real, por la gra n hambre que
tuuieron. Viendo por otra parte la g-r al1' persecu–
cion y trabajos del tirano y de sus sequaces, mal–
dezia la tierra
y
a todos quantos malos hombr es
viuian en ella, que tan doblados
y
endemoniados
·eran, y acordose de lo qu e el r egente
~ray
Tbomas
de Sant Martín Je auia dicho,
q u~
se guardasse de
los hombres que comiari con dos carrLllos. Quis-
G.
nR SANTA ÜLARA, -111.-2. 0
13