Aquí e tuuie ron los
tre
e n m uy gra n secre–
to y buen r ato, tra ta ndo con el de muc has y di–
uer sas cosas, q ae- poi· aca de fuera no se s upo
de
co~a
a lg una de lo que le preguntaron, ni lo
qu e el r espo ndio , y despaes se salie ron a la
-sa la los dos y embi aro n a lla ma r sec r etament
a vn clér igo para que lo co nffessa5se . E l P adre
Calero v ino pa r a este proposilo,
y
comen<;a n–
dose
;í
conffessar se quiso huyr au nque esla ua
coxo y sa lta r po r una vent a na abaxo que cae
a la esquina de la cása de Don Anton io de Ribe- •
ra, y luego fue sentido de los hombres de g uarda,
que no le dexaron hasta que de l todo se conffesso,
y pon iendo bien su a nima con Dios
1~
di eron ga–
rrote dentro de la mi sma cama r a si n ser se nlido
deí~~uch~s qu~
es taua n-én la sala. Ce r ca de .la
maña na le sacaron qu atro hombres en v na tab°J a
y lo lleuaro n a la picota qu e es ta e n medio ele la
pla c;a, en donde al pi e de lla le cor ta·ron la cabec;a
por traydo r, y a los p ies se le pusso Yn le trero en
que_dez ia:
p or amotinador .
Despu es ele ya cortada
la cabe<;:a clezia e l Mae. t r o ele cam po a l cuerpo di –
funto muchas chufetas y don ay r cs , y a l cabo dixo
a
i:
seitor capitañ
y
gentil cauallero, si v.
//l. 11 0
e carmienta desla ll ecl1a , juro a Dios que no se
que le haga,
1zi
que le diga.
Y
de a lli se fue a l ti –
rano y le di xo lo qu e es laua hecho, y despu es den–
de a un r a to h izo quitar del ro ll o a l cuerpo difíun–
to
1
mando que fu essc ente r ra do con la cabe\'<1 en
la ygle ia mayor , honrradamenle, y le fu eron
acompañando alg un os cap itanes
y
muchos solda–
do de u compañia y otros ami gos suyos . Qua ndo