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HE\'OL CION
DE
INGLATEHfü\,
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Cuanta influencia' pueden tener e tos procedimientos, en ol interés y o iego de lodos los
reyes, príncipe y e Lado · como este estravaganle poder que ellos han usurpado, puede
turbar la tranquilidad de sus paises vecinos, y Jo que la relij!ion reformada puede ufrir por
Jos acto escandalo os de lo que la proíesan, no ha1 necesidad de que . A. os Jo haga consi–
derar· pero se con.tenla con hacer esta narracion del e Lado mi erable en que e tá al pre en–
te el rey y Ja corona de Inglaterra, seguro que sus señorías querran comportarse bien hacia
un tan buen amigo y aliado. De esta suerte S. A. se promete de la ami Lad y prudencia de sus
seiíoria que Je asistan con sus con.e¡o , porque la estrema necesidad presen te del rey, su
padre as( Jo requiere. y ambos quedarán siempre obligados á contribuir con su poder al o ten
y en¡¡randecilcienlo de los interses, grandeza y felicidad de sus eüorias.
»
Avista de esta representacion del principe de Galles Jo
E~lado
generales resolvieron enviar
áLondres como embajadores estraordínarios, Jos señores Alberto Joaquín y Adrien .de Pauw,
dándoles las
igui~ntcs
instrucciones.
·
NUM.XVJ.
INSTRUCCIONK PARA LOS SEÑORES EMB IADOllE DE US ALTAS POTESTADES,
E VIADO A LONDRES E EL A
No
.¡
649.
Los señores embajadores representarán al parlamento que las con.ecuencias del encarcela–
miento del rey pueden ser en pro 6 en contra del reino de Inglaterra, eguo la moderacion 6
dureza con que se trate
á
su persona; porque todos·Jos neutrales saben que Ja des"racia en
q11e actualmente se encuentra, le ha sobrevenido por ser de contrario parecer al que ha pre–
valecido en cuanto á los medios que se han de emplear para remediar los males que afligen la
Gran-Bretaiía. Como todavía se está á tiempo de remediar estos male , suplican al parlamento
no tolere , yque se valga de toda especie de pretesto para aliviar las peualidade del pre o
v
hacerle meno desgraciado de lo que es en este instante. uponiendo que el partido vencido
hubiese quedado vencedor, tal vez hubiera querido juzgar con severidad las acciones de u ad–
versario , rehusándole todos medios de dereo a; pero señores, los V.stados generales per 11a-
11idos de Ja fe de todos aquellos que escucharán la propo5icion de los señores embajadorc ,
supone lambien que se haráu
á
si mismos la reílexioode qne e to nq seria justo, y aprobarán
el axioma:
Polilicum in civilibu& dissentionibus quambi smpe 71er eas status /redalnr
non tomen
ill
exitium status contenditur, proinde qui in
alteru~ras
partes descendunl
hostiuni vice non habendi.
Los Estado generalt!S saben que vuestra e celencias han nombrado comisionados e traor–
dinarios para examinar el asunto del rey; confian tanto en la ·eleccion de vue tra e celencia ,
como en la buena fe de los dicho comisionados que darán en la m•ncionada causa una
sentencia que pueda ser examinada por todo el mundo y aprobada un dia por el Juez . uprc–
mo, ante quien
~omos
lodos responsables. Todos los hombres de bien esperan, que en un nego·
cío de tal importancia, se procederá sabia ycristianamente.
.
La esperíencía de lodos los tiempos ha demostrado, que la desconfianza se introduce mcíl–
mente en los gobiernos: que en aguellos que se componen de muchas
per~ona
, es de ordina–
rio un poderoso a¡rnijon ; que en fio , no hay que temer deshonor cuando se trata de salvar
el Estado, lo que hace legftimas y laudables todas las zozobra . Con todo, nada hay ma en–
sible que abandonarse
á
sospechas sin limites, qne hacen interpretarlo todo en mal.
Si vuestras escelencias han pensado que
al~una
desgr:tr.iaamenaza al reino de ln<>latcrra,
impidiéndola lo cumplen todo. Cada cual sabe bien que acontece aun
~los
mas abio que go–
hieroan una república mezclar en Jos negocios algo de sus sentimiento particulares ·
y
que .no
faltar jamás en el manejo de grandes negocio e una perfeccionsobrenatural fuera del alc:1nce
de los mortalesJ á los que se les debe perdonar algun defecto.
Esto es, seuores, !o que los Estados generales suplican á vuestras escelencias tengan en
consideracion , persuadidos que lo harán coa Ja mayor sabiduría. Apesar de la desconfianza
con que miran vue tras escelencias
á
t~n
alto personaje, deben pesar en la balanza ese Jar<>o
encarcelamiento (pues que por si solo ya segun las leyes vigente es de mucho ca tigo) , y
tener en consideracion Jos eminentes servicio hecho al rey de Inglaterra por él y us ante–
cesores reyes yreina . Vuestras escelencias se compadeceráo
y
cuidarán :
t eximatur peri–
culo qui est ínter vos cele/iri fama ue ipsis opprobio mulli
111agis
ac magis alie11e11tnr.
Importa mucho al bienestar del reino de Inglaterra que vuestra esceleneia procedan en
consecuencia i"'uiendo el consejo de aquél romano que lo daba para asegurar las medidas rlr.J
consulado de Po:opeyo, no anular uada de Jos gobierno antecedentes, si solo ser prudente
para lo susce ivo. e puede aplicar y con razoná las actuales circunstancias Ja escelente pre–
ca ucion que otro empleaba para garantir
3U
propia estátua, impidiendo derribar la del enemi–
l!O
á quien había vencido. De esta suerte rogamos
á
vneslras escelencias, que en un negocio
de tanta importancia, que puede ser fuente de tantos inconvenientes, manifiesten su bondad
hácia uo alto persoua¡c preservándose da Ja vergüenza é ignominia ; porque no se puede trotar
6 .