·
Número
16.
0
IOI
danos, tememos por justo; privarnos de la vida, tememos
por santo; opremirnos nuestra libertad, tememos por bue–
no; porque sabiendo
y
entendiendo nuestras causas y so–
brellas oyéndonos, ' sabremos
y
entendremos que no será
sin justa causa lo que S. M. hiciere y proveyere, siendo,
como es, tan católico, tan justo
y
benino como todos
conocemos.
»Y para que lo susodicho haya efeto, con estos caballeros
y
gente que me
h.aneligido por
procura~or
y capitan, voy
á
esa ciudad de los Reyes , así para suplicar de las
or~e
nanzas que odo el reino ha suplicado y de las demás
que nos convengan, como de que Vuestra Señoría sea vi–
sorey en esto_s reinos; no porque Vuestra ·Señoría no sea
caballero sabio y calificado y tal quel gobierno de España
toda no se le podria encomendar, pero por ser en la justi–
cia tan áspero, en la condicion tan recio, y en esta tierra
tan poco experimentado y en el oir y administrar justicia
tan poco sufrido, y aún por queste ayuntamiento le pare–
cerá á Vuestra Señoría pecado y siempre le tememos por
sospechoso, de las cuales cosas una tan preminente digni–
dad como
á
Vuestra Señoría ha sido sobida por S. M.
debe
car~cer.
.
»Acá nos han dicho q1:1e, sabiendo <leste nuestro ayunta:–
miento, Vuestra Señoría hace gente
y
armas, con ánimo de
denegarnos nuestra justicia y suplicacion;
á
lo cual creer no
nos podemos persuadir, porque nosotros no queremos ba–
talla, recuentro ni que en esto intervenga sangre; no porque
en nosotros no haya habido suficiente causa, por la que
Vuestra Señoría nos ha dado, pero porque podríamos con
ello dar algun sinsabor
á
S. M., el cual no creo yo que
se huelga que sus vasallos se maten
é
diminuyan, aun–
que haya muy gran causa, como pueda cesar, no seyen–
do tan urgente
y
forzosa que no se pudiese excusar. Nos–
otros no pedimos sino justicia, no queremos sino razon ,
no deseamos sino lo que S. M. quiere y desea, ques oír–
nos
y
que no se nos haga fuerza
y
que nos conservemos
en justicia,
y
que lo que S. M. mandare conforme á dere·
cho, se cumpla; pues
á
nadie quiere que se le haga agravio.
»Por tanto, si así es que Vuestra Señoría hace gente
y