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Apéndices.
ñoría dirá el Muy Reverendo Padre Fray Tomás de San
Martín, provincial de los Predicadoré's, llevador desta é
tan servidor de Vuestra Señoría, que no le dirá otra cosa
de la verdad, para que Vuestra Señoría no nos haga
fuerza en la justicia, ni -nuestra honra lo padezca por des–
cuido.
)t
La causa que hemo.s tenido para esta alteracion, es
sola la que Vuestra Señoría nos ha dado entrando solo
en este reino sin los señores oidores, haciendo solo lo que
todos habían de mirar
y
considerar, primero que se pro–
cediese á ejecucion,
y
no admitiendo exebcion ni causa
legítima
á
ninguna de las personas
á
quien tocaba, pro–
cediendo sin órden de derecho, por sola voluntad,
y
lo
que peor es
y
que más nos exaspera, no admitiendo
suplicacion alguna que para ante S. M se haya inter–
puesto por los cabildos y vecinos de las cibdades de San
Miguel y Trujillo y los Reyes, , ántes denegándolas
y
pro–
cediendo de hecho á ejecutar aquellas de que tán justa
y
santamente se suplicaba, sin admitir ni permitir defensa,
y
seyendo, como es, de derecho natural,
y
quel príncipe
no la puede quitar ni admover.
.
»Visto que lo que S. M. no hiciera ni pudiera hacer hasta
oirnos, Vuestra Señoría tan ásperamente lo ejecuta , estos
cabildos de las cibdades de acá arriba
y
ésta, como cabeza,
por merced de S. M., me han elegido por procurador de
todo el reino, y por su capitan, como aquel á quien va su
parte en ello
y
quiere
y
desea que S. M. entienda
y
sepa
que no son pequeños y de poca calidad los servicios que
en estos reinos se le han hecho, para que la dicha fuerza
no se les haga
y
la dicha ejecucion se suspenda, hasta que
S. M. nos oiga,
y
oidos, provea lo que fuere servido ;
porque aquello será justicia y retitud,
y
con nosotros usará
de su acostumbrada beninidad, de }a¡ cuales cosas nunca
S. M. falta. Y si otra cosa de lo que pensamos
y
su–
plicamos S. M. hiciere, aunque de las dichas cosas lo
que proveyere carezca (que no creemos), sus vasallos so–
mos é sus subjetos y él es nuestro señor natural,
~
quien
hemos ,de obeder
y
cumplir sus mandamientos. Quitarnos
y
llevarnos las haciendas, revocarnos las mercedes, oyen-