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· •114

·

Zihro prlméro

el hombre tiene 'sí

mesmo:

y

Juez. Ahora

puedes ganarle

fa

amar

~l

hombre '

,

no

~s

cosa voluntad. Toma

p~es

el conseja

por la qual se de

á.

·nadie este del Profeta, que dtce (e): Bus·

Rey no. De suerte,

qué

asi como

ca~

al Señor ea el tiempo que

\ con ropa

de sayal

no

entraba se

puede

hallar

y llamadlo, quaa·

11adie en el

palado

del

Rey

do está cerca para os oir. Ahora

Asuero (a), asi tampoco entrará está cerca para ·nos oír, aunque

en

el de Dios con ropa de-siervo

no

io

podemos ver: mas en

la

( que es con solo este temor ) si hCJra del juicio verse

ha;

pero no

no ·va vestido ccm ropa de bo. nos. oirá , si dende ahora na

La

das, que es

amor.

tuviéremos merecido.

O

pues hermano mio , rnego–

te ahora pienses

ate11tarnente

que sin duda te has de ver en

es·

-ta hora:

y

no será de aqui á

fllU–

chos dias; pues

ya

vés la priesa

que se dan los cielos

á

correr.

Presto

se acabará de hilar con

· tantas

vuel~as

este copo d-e lana,

que es nuestra vida mortal.

Cer–

ca está (dice el

Prof~ta)

{b) el

dia de la perdicion;

y

los tiem–

pos se qan puiesa por llegar. Pues

aca.bado este

tao

li

ern

plazo,

verná el ·cumplimient

o de e

stas

pTofecias,

y

ani v

1

erás

qu.an

ver ~

1

dadt!ro Profeta te .he sido en lo'

que te he anunciado-. Alli

re

ve ·

rás cercacfo de dolores , fatigado

con cuidados, agonizando con

. la presencia de la muerte, espe –

rando la suerte que de ahí

á

poco

te ha de caber.¡ O suerte dudo–

sa!

¡O

trance riguroso! ¡O

pley–

to , donde. se espera sentencia de

vida para siempre,

ó

muerte

para · siempre!

¡Quién

pu–

diese

~ntonces

trocar

aqu~Uas

suertes!

¡Quién tu vie5e

mano

en

aq1~elJa

sentencia! Ahora la

cie -

nes : no la desprecies. Ahora

tienes

tiem¡>o para grangear al

CAPI'.fULO

XXVI.

Contra los que per.reveran

e11

sus pecados con ·esperanza

d~

Ja Di1üna

muerüfJrdia•.

º

Tros hay

que

perseverando

en su mala vida, se

aseg11-

raa con la

esperanza

de Ja

''-!i–

vina misericordia,

y

de la pasioa

de Chl"is'to

:

t

los qua.les tambiea

será

razon-

que

demos

s11

desen–

gaño como

á

todos los

d~má~.

Dice

q11e

e s grande

la

m~ser1-

cordia

de Dios ,

pues

por los

pe·

caqores se puso ea la Cru.z.

Y

o

te confieso que es

muy

grande,

pues

te c9nsiente tan

gr~ode

blasfemia como es, hacer

tu

su

bondad fautora de tu maldad;

Y

que la Cruz que .

él

tomó por ,

medio para, destruir el

Rey

na

del pecado, tomes

por me–

dio para fortalecerlo ;

Y.

d~ode

le habías

de ofrecer

mil

vidas

que tuvieras, por

hab~r

pue3to

la suya por

tí,

tomes de

ahf

ocasion

pua

negarle

e~~

sola

que él te di6. Mas le dallo

esca

al Salvador , que la mesma

m~er·

te

que padecia; pues no queJáa...

do..

;

{a)

Ester.

4.

(b)

Deut.¡i.

(e)

lsai.53._