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Zihro prlméro
el hombre tiene 'sí
mesmo:
y
Juez. Ahora
puedes ganarle
fa
amar
~l
hombre '
~í
,
no
~s
cosa voluntad. Toma
p~es
el conseja
por la qual se de
á.
·nadie este del Profeta, que dtce (e): Bus·
Rey no. De suerte,
qué
asi como
ca~
al Señor ea el tiempo que
\ con ropa
de sayal
no
entraba se
puede
hallar
y llamadlo, quaa·
11adie en el
palado
del
Rey
do está cerca para os oir. Ahora
Asuero (a), asi tampoco entrará está cerca para ·nos oír, aunque
en
el de Dios con ropa de-siervo
no
io
podemos ver: mas en
la
( que es con solo este temor ) si hCJra del juicio verse
ha;
pero no
no ·va vestido ccm ropa de bo. nos. oirá , si dende ahora na
La
das, que es
amor.
tuviéremos merecido.
O
pues hermano mio , rnego–
te ahora pienses
ate11tarnente
que sin duda te has de ver en
es·
-ta hora:
y
no será de aqui á
fllU–
chos dias; pues
ya
vés la priesa
que se dan los cielos
á
correr.
Presto
se acabará de hilar con
· tantas
vuel~as
este copo d-e lana,
que es nuestra vida mortal.
Cer–
ca está (dice el
Prof~ta)
{b) el
dia de la perdicion;
y
los tiem–
pos se qan puiesa por llegar. Pues
aca.bado este
tao
li
ern
plazo,
verná el ·cumplimient
o de estas
pTofecias,
y
ani v
1
erás
qu.anver ~
1
dadt!ro Profeta te .he sido en lo'
que te he anunciado-. Alli
re
ve ·
rás cercacfo de dolores , fatigado
con cuidados, agonizando con
. la presencia de la muerte, espe –
rando la suerte que de ahí
á
poco
te ha de caber.¡ O suerte dudo–
sa!
¡O
trance riguroso! ¡O
pley–
to , donde. se espera sentencia de
vida para siempre,
ó
muerte
para · siempre!
¡Quién
pu–
diese
~ntonces
trocar
aqu~Uas
suertes!
¡Quién tu vie5e
mano
en
aq1~elJa
sentencia! Ahora la
cie -
nes : no la desprecies. Ahora
tienes
tiem¡>o para grangear al
CAPI'.fULO
XXVI.
Contra los que per.reveran
e11
sus pecados con ·esperanza
d~
Ja Di1üna
muerüfJrdia•.
º
Tros hay
que
perseverando
en su mala vida, se
aseg11-
raa con la
esperanza
de Ja
''-!i–
vina misericordia,
y
de la pasioa
de Chl"is'to
:
t
los qua.les tambiea
será
razon-
que
demos
s11
desen–
gaño como
á
todos los
d~má~.
Dice
q11e
e s grande
la
m~ser1-
cordia
de Dios ,
pues
por los
pe·
caqores se puso ea la Cru.z.
Y
o
te confieso que es
muy
grande,
pues
te c9nsiente tan
gr~ode
blasfemia como es, hacer
tu
su
bondad fautora de tu maldad;
Y
que la Cruz que .
él
tomó por ,
medio para, destruir el
Rey
na
del pecado, tomes
tú
por me–
dio para fortalecerlo ;
Y.
d~ode
le habías
de ofrecer
mil
vidas
que tuvieras, por
hab~r
pue3to
la suya por
tí,
tomes de
ahf
ocasion
pua
negarle
e~~
sola
que él te di6. Mas le dallo
esca
al Salvador , que la mesma
m~er·
te
que padecia; pues no queJáa...
do..
;
{a)
Ester.
4.
(b)
Deut.¡i.
(e)
lsai.53._