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i

~o

Libro

primérfJ

, os dais prisa

por

gozar de

tan

serena ,

alza

los ojos

á

mirar

la

grande bien? Gustad

y

v_ed

quán hermos_!lra de l_os cielos,

y

el res·

suave es el Señor (a). Bienaven-

plandor de la luna

y

de las es–

turado

el

varon que

espera en

trellas, y mira

todas estas cosas

él. A quien gusta

ya

la

dulce-

con

otros

difer~ntes

ojos,

y

con

.• <lumbre

espiritual,

toda

ca.rne

le otros

muy

diferentes

gozos. Mí.

es

desabrida. La compañía le es

ralas como"

á

unas muestras

de

cárcel ,

la

soledad tiene por

p~

·

la hermosura de ·su Criador; co–

raíso,

y

sus

deleytes son

estar

como

f1

unos espejos de su glo·

con el Señor

que ama. La

honra ria; como

á

unos

intérpretes

y

le es carga

pesada,

y

la gober -

men~liageros

que le traen nuevas

n:iCion de

la

casa

y

hacienda tie · de él ; como

á

unos

dechados

ne · por un linage de cruz. No

vivos

de sus perfecciones

y

gra–

querria que

el

cielo ni la tierra cías,

y

como

á

unos presentes

y

le

estorbasen sus deleytt:s;

y

por dónes que el

E~poso

envia á su

esto trabaja que

no

se le trabe Esposa para enamorMla

y

eatre–

el

co

razon

de

cosa alguna.

No

tenerla ha_sta el dia que se

hayan

tiene

m.is

de un -amor

y

un de-

de tomar las manos,

y

cele~rar·

seo: todas las cos'ls ama en uno, se aquel eterno casamiento en

y

uno es el am· do en

~odas

las

el cielo. Todo el mundo le es ua

cosas. Sabe muy b ien

decit

con

libro que le párece que habla

el Profeta (b): f.Qué

tengo yo siempre de Dios ,

y

una carca

que

querer ·

en el

delo ,

ni qué mensagera que su amado le en-·

bienes te pido

y

,

Señor,

en la

via,

y

uo largo proceso

y

testi–

tierra

1

Üt!sfatlecido ha mi car:. monio de su amor. Estas

son,

me

y

mi

·corazon,

Dios

de

-mi hermano

mio,

las

noche3

de

los

corazon •

y

mi única

y

sola par-

amadores de

Dios ,

y

este es el

te, Dios para siempre.

.

sueño que duermen. Pues con

el

· . No le parece que tiene

ya

tan dulce

y

blando ruido de la no·

escuro conocimiento de las casas

ch~

sosegada,

~on

la dulce_ mú–

sagraclas , sino que las ve

c~n

sica

y ·

harmoma de las crtatu–

Otros

ojos;

porque tales movt -

ras , arr6llase

dentro

de sí

el

mientas

y

mudanzas siente en su ánima,

y

comienza

á

dormir

corazon, que le son grandísimos aquel sueño velador, de quien

argumentos

y

testimonios de las se dice

(c):

Yo duermo,

y

vela

verdades de la

fé.

El dia le

e~

mi corazon. Y

como

el Esposo

enojoso quando amanece con_ sus dulcísimo le ve en sus brazos

c oidados,

y

desea

la

noche quieta adormecida, guárdale aquel sue–

p ar a gastarla con

D~os.

ño de vida,

y

manda gue nadie

Ninguna noche

tiene

por lar-

sea

osado

á

la despertar , di–

ga , antes la mas larga le parece ciendo (d): Conjúroos, hij:is de

la mejor. Y_ si la noche fuere Hierusalém , por los gamos

y

por

(a)

Ps.

q~ .

(b)Vlhid.72.

(e)

Cant.

(d)

Ib.z.