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1.
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Cartas
de
!ttS
Mifsiones
punt s crecidas ,
y
v rdcs del
gramen,
fe
crecria
v r un Prado lib ramente inundado con las aguas
claras de un arroyo.
Habl1, o
p
r mejor
decir
juzga, ingeniofa.-.
mente el Autor Chino con tan diferentrs efpeéta–
culos ,
y
divierte aleg ·e,nente fu imaginacion. Di..
ce: Es
algodon
lo que cae
de
los
Sauces,
y
no
lo
es;
porque me cubre enteratn nte ,
y
no
tne vif–
te, ni me abriga: es nieve que obfcurece el
ayre,
y
no
lo
es; porque
no
lo
pued
derretir
el Sol
COLl
todos fus rayos.
La G londri
:tl,
qne profigLte fu
bu lo
durante una pequeña l uvia
,
forprehendida de
r pente con efi:a nub
d., blancos copos , no re–
ni ndo fu buel
libre '
[
ve
pr
ci[ad.t
a
retirarfe'
y
le
parece que fe
adelanto
a la
ri 1avera. Los
SJuces que ayer
VI
reb zados ,
y
er
des,
e -
canecido ,
y
perdido en una noche fu
henn
f
verdor. Una mudanza tan fubira en un }J r
J
,
n1 -
pafn1a
tanto, como
G
el amigo que
ayer
v1
e
un
ay
re florido,
y
cabellos
dorados,
le
viera
oy
con
canas , y con parpados blancos.
Paífetnos a otra cofa n1as feria. No conozco
fino el Sauce, que echa efi:a efpecie de borra lle–
na de
particulas
ramofas , que
la
hacen
femejan–
t~,..
al algodon : fe
tnaneja,
fe junta,
y
fe
conferva
como
fi
e realidad lo fuera. He vifl:o caer tanta
cantidad de ella en una calle de Sauces, que fe
podían ll nar muchas ccfi:as.
Creo ,
que no es fa..-–
cil cardar cll:e pretendido algodon,
f
parar la
fe–
xnilla , que es pequeña,
y
c:hata,
hilarlo,
y
trabajar–
lo. Sin embargo, dice
el
Libro Chino,
que
fe u
fa
en
las
cunas de
los
niños'
y
que quando
era
tnas
caro el algodon, fe ufaba para atorrar las batas
d~