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e quejaron de que el dia antes,
,escribe.
a
Anatolio, Obispo
de
en
su ausencia, se h ab ia he-
,,Constantinopla, que contra
mi
cho
el
Canon
28
que atribuía
,,conciencia contente vuestros
despues de la Silla Romana
á
,,deseos ambiciosos. Sabed que
quien compete esclnsivamente
,,el Cánon del Concilio
l.
0
de
o1 Primado nniYersal de honor
,Constantinopla, sobre el cual
y
jurisdiccion, el
2.
0
lugar
á
,lo fundais,
no tienefuerza algu.
la
Silla de Constantinopla,
y
,,na; pues que no se hizo de
protestaron contra
él.
,acuerdo con
la Santa
&de~
Los Padres en su carta Si-
,
1
Epist.53."-¡Qué tal estudian·
11ódica dando cuenta á Su San-
tazo es nuestro Sr. Vidaurre!
tidad de todo lo obrado, le pe-
-
dian especialmente la aproba-
Concilio
5.
0
y
de Constantino-
cían de dicho Cánon.
''Os su-
pla
el
2.
0
,plicamos, le decían, que hon–
,reis nuestra decision
confir–
,,mándola con la vuestra,
y
co–
;,mo por nuestra parte hemos
,convenido con vos que sois
,nuestro Padre
y
nuestra Ca–
,,beza en la unidad de la fé,
,p'onga tambien la
eminencia
,,de vuest1·a autm·idad el último
,sello al decreto
que han hecho
,Yuestros }1ijos en honor de la
,Ciudad
Imperial. U saudo,
,,pues, ele vuestra ordinaria so–
,licitud respecto de la Iglesia
,,de Constantinopla, haced re–
,saltar sobre ella, algun rayo
,de ese vivo conjunto de luces
,y
de esplendor que rodea
,,vuestra Cátedra Apostólica.))
S. Leon confirmó en cuanto
a
la condenacion de la heregía
y
de los heregPs, el Concilio
Calcedonense, congregado, di–
ce, por órden de los Emperado–
l'es, con
Pl
consentimiento de la
Silla Apostólica. Mas por lo
que hace
a
la prerogativa de la
Iglesia de Constantinopla
reu~
só constantemente confirmarla.
Epist. 54.
"No quiera Dios,
Seria
mal
gastar el
tiempo
y
fatigar la paciencia de U. S. I .
estenderse en lo mucho que ha–
bria que decir acerca del 5.
0
Concilio. Nada prueba mas la
falsedad de las aserciones del
Sr. Vidaurre, que los atentados
cometidos por el Emperador
J
ustiniano, para obtener del
Papa Vigilio, que condenase
los escritos de Teodoro Mop–
snesta, la carta de Ibas
y
el co–
mentario de Teodoreto, conoci–
dos en la historia bajo el nom–
bre de los tres capítulos.
Atra–
jo
a
Vigilio
a
Constantinopla,
doló los juramentos que le ha,o.
bia hecho, maltrató su persona,
le forzó
a
salir en fuga saltan–
do las murallas para ponerse
en seguridad en Calcedonia.
¿A qué fin tantos esfuerzos de–
Justiniano, si nada influyen los
Pontífices en la condenacion de
los errores?-¿
Y
de donde le vi–
no ni le pudo venir la autoridad
de Concilio general al Concilio
5.
0
compuesto dP solos Obis–
pos Orientales, al que ni
siquie,