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.r a fueron. convocados los Oc- ,era mas sabio en la ciencia
cidentalcs,. que hacian cnando
,,de la
re1igion, ó
a
lo
rué–
menos, la mitad de la Cristiun- ,,nos
que
no
tenia
poder para
ciad?
¿N
o es por eso que el
,.juntar Concilios,
ni para
for–
Occidente
se resistió
mucho ,mar decretos en mat(:>rias
de
tiempo
á
reconocerlo? ¿Y cuan- ,,fé. Tom. 6.
0 ''
¡Qué estn–
-do prestó su ascenso
á
las de- diantazo
es
nuestro
Sr.
Vi-
cisiones de dicho Concilio, si· daurre!
·
110
cuando vió la constitución
que nueve mesP.s despnes de su
Concilio
6.
0
d~
Constantino-
cel ebra-cion espidió el Papa,
pla
3.
0
confirmando lo obrado en él?
Nueva Coleccion de Concilios
por Balucio. Esto mismo ates–
tigua el
6.
°
Concilio ge11eral
en
la accion
18,
cuando dice:
Sícut
et Vigilius post
hax Jus–
tim:ano
conssonuit,
et
quintum
Concilium constitulum
e.st....Es
pues evidente que la Iglesia no
recibe como l€yes suyas los de–
cretos de los Concilios, hasta
tanto que el succesor
de S.
Pe·
dro no les haya impreso su
sello.
·yo
no puedo omitir lo que
un
juicio~o
historiador ecle–
siástico dice de
J
ustinianQ,
quien afeó toda su gloria an–
terior,
por
haberse querido me–
ter
a
teólogo, y
a
dominar en
materia de doctrina. _'·Berault
,se entrometió, dice, por des–
,,gracia en los negocios de la
,religion,
y
dió
á
conocer cla–
.,,ramente que aunque babia
si–
,do el \'engador de los l\1árti–
,,res del Africa, el apoyo
y
pro–
'~tector
de los Confesores en
,;Italia, el \·encedor de los Go–
,,dos
y
de lós Vandalos,y el mas
,,inteligente Legisladar . de los
,derechos de la sociedad po–
,;lítica
·y
civil ; no . por
~st?
El
Emperador Constantino
Pogonato, creyó que el mejor
medio de restablecer la p az
tnrbada en la Iglesia por el
:Monotelismo, era juntar un
Concilio
gener~l
en Con5tanti–
nop1a.
A
este efecto escril¡ió
al Papa Dono una carta, que
fué
entregada al Papa Agaton,
sn succesor.
.En
ella exhorta
al Ron1ano Pontífice á emplear
sus
cuidados paternales en con–
fnndir al Demonio, autor de las
turbul encias; y le pide que en–
víe personas de una doctrina
irreprensible, con el caracter
de Legados de la Santa Silla,
que representen la persona de
·SU
Santidad.
El Pontífice responde al
E
m·
perador, remitiéndole por sus
Legados dos cartas:
la una
en
su nombre como succesor fe
S.
Pedro; Ja otra en uombre
de
la
Igle~;ia
de Occidente, repre–
sentada por el Concilio cele–
brado
en
Roma. En la prime–
ra marca qtre sus enviados tie.,
nen órden espresa de atener–
SP. simplemente á
ref~rir
la.
tra~
dicion de la Silla Apostólica.,
CO!DO
lo:'3
Pi:tpas sus
vredeceso-