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, u, en la cua
1
sola todas con - tracta
y
llora
gro~ero
el'l'ntes,
, se n·an lu.
unidad-En e tas al paso qu erupapada u plu–
' palab ras vosotros
oí~
á
S.
Op- ma en la hiel fle los protestan–
,,tat , . Agu tin,
S.
Cipriano, te , denigra la per ona agrada
nS .
Ireneo, . Pró pero,
S. A
vi- de lo
Romano~
P ontífices,
em–
,,to,
S.
Teodoreto, el Concilio pezando deE>de
S.
P edro,
y
com•
,,de Calcedonia y l os otro!';;
YO -
bate sus rlercchos con un encar–
' otro oís
á
la A
frica, laE>
Ga- nizami ento incornpr _nsihle. Oí·
,lia. , la G recia, el
A
ia,
el gast: con qué espresiones asif' n–
,Ori ente
y
el Oceic1Pnte nuidos ta
su
h eregia dominadora
.y a
,,juntamentf'. Tal es la idea la cual e r fieren como prueba
,,dogmática de la I glesia
y
de ó como
con secm~ncias
todos los
, , u constitucion di\·ina
é
inva- errores de su obra.
,,ri ab le, cu.\ a
ba~e
es la
~upre,macía espiritual de
S.
Pedro
y
,,sns succe ores.))
ERRORES
CAPITALES.
Despues de esto es nn prodi-
l.
0 -
N egacion del P1·imado
gio que asombra, ver al Sr. Vi-
de
Jurisdiccion.
d a
urre con el sermon de Bos–
suet en una mano,
y
trazando
con la otra feo s borrones, para
ob~curecer
si pudiera todas las
]uces de la
J
glesia; es un prodi–
gio que aterra, verlo idólatra de
Feuelon cuando un Papa con–
d ena su libro de las maximas
de los Santos,
y
desprecianno
a
ese mismo Fenelon cuando
con una lógica victoriosa arro–
lla
a
los protestantes en
su
tra–
tado de la aútoridad rlel Roma–
no Pontífice; es un prodigio que
nos
hace arrojar con S. Pablo
en los juicios inescrutables rlel
S ei10r, cuando se le ve enfure–
cerse contra el inmortal Conde
de Maistre, porque ha tenido la
gloria de rodear con claridades
diYinas el trono de
S.
Pedro,
y
cerrar la boca
a
todos sus· ene–
migos; es un prodigio de ce–
guedad, para decirlo toí1o de
una vez. presentarse al público
en
trage
de
penitente, que re.-
En la pag.
84,
1in.
27, .
dice :
"Era bastante lo dicho para
,desvan ecer la idea rle Monar–
,quia Pontificia; idea que creia–
,mos sepultada
y
podrida co–
,mo contraria á la doctrina
,,santa d el Evangelio."
Esta proposiciones, si me es
permitido hablar así, mas que.
herética, mas que cismática.
No
soy yo quien la califico.
Es
la
sagrada facultad de teología de
París, que alarmada con la
obra
d el apóstata Marco Antonio de
Dominis,
intitulada de Repú–
blica Cristiana,
y
diYidida en
cuatro libros, se junta en cuer–
po, f'!'tracta muchas de sus pro–
posicione¡;:, las
cen~ura,
y
entre-
. ga
a
la excecracion la obra ente–
ra. Entre ellas se encuentra
esta.
en el lib.
l.
0 ,
cap.
3.
0 ,
núm.
33.-Monarquice formam uo'IJ,
fuisse im.mediate
in
Ecclesia
á
Christo institutam-Qne
la
for-