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LA INQUISICION DE LIMA
Leon Cisneros, acusado de comprar los viérnes pescado sin
esca1na, i de que sus· hijos no iban el sábado a la escuela:
por lo cual i otras cosas, salió -como judaizante i abjuró
publicamente en hábito penitencial.
Juan Antonio de la Fuente, franees, hereje calvinista,
que había venido de la Habana con un padre
Va.lv~rde,
quien afirmó que aunque el reo era hereje, en lo moral era
hombre de buenas costumbres. Abjuró sus errores, fué ab–
suelto i se le quitó el sambenito.
Doña Josefa Tineo, co1nedianta, acusada de heehice–
rías para atraer a los hombres a su mala amistad, ele vein–
te i cinco años,
~unque
ya
viuda, natural de IIüarás, que
confesó que por amor
i
celos, dijo una vez a las doce de
la noche esperando a su ·amante en un balcon: 11Demonio,
no vinieras a re1nediarme?" i luego oyó en las calles unos
grandes pasos de que cayó desmayada, 11sobreviniéndole
una enfermedad de que estuvo mui apretada." Salió por
las calles a la vergüenza, despues de abjurar
de levi.
Fr. Nicolas Mejía, lego agustino, que se metió a con–
. fesor, por lo cual apareció en hábito de penitente, descal–
zo, sin cinto ni capulla, con vela en la mano, a abjurar
de
le
vi.
Don Pedro de Valeles Sorribas, que se habia casado dos
veces.
Ana María de Ulloa, cuarterona de mulata, i su com–
pañera doña Juana de Vega, casada, testificadas de hechi–
ceras.
En ·
28
de junio del año siguiente se verificaba otro
auto con los tres reos que siguen:
Antonio de Avendaño, clérigo, natural de Lima, de
cincuenta i tres años, acusado de decir dos rnisas, i preso
en
19
de setien1bre de
1666.
José de las Cuentas, natural de Lima, de cu&.renta i
cuatro, se denunció de lo mismo i fué desterrado perpe–
tuamente del
arzob~spado.
Fr. Cristóbal Fernandez de Aguilar, mercenario, fué
testificado eon cuatro testigos de haber almorzado un pas–
tel i bebido vino en una pastelería del Callao i en el Inis-
mo dia haber dicho misa.
'
Despues fué denunciado por su confesor, a instancias