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INQUISICIÓN DE CHILE
no para gobernarles y inelinarles lo que habían de
hacer: y que esto es lo que dijo, y no que no po–
dían errar en ninguna manera, porque desde sus
tiemos años sabe que todos los hombres están su–
jetos á errar; y
ú
lo demás de los testigos se remi–
te
ú
sus confesiones, y negó haber dicho lo demás
que le testifican; y en el tiempo que se fueron á
ratificar los testigos escribió á el dicho Goberna–
dor y otras personas todo el discurso de su causa,
y lo que le habían acusado, previniéndolos para
que viesen quienes eran los testigos y saber lo que
había de hacer para su defensa, declarando en las
dichas cartas el secreto que se le había encargado
guardase, so cargo del jueamento y censuras que
le fueron puestas, las cuales cartas vinieron á ma–
nos del Comisario abiertas,
y'
nos las remitió, y
mostrándolas al dicho reo, lus reconoció y dijo ser
suyas
y
que las escribió; y en cuanto á revelar el
secreto, entendió no tenía censuras, y como en Tu–
cum<in sabían que había venido preso por el Santo
Oficio, para que no entendiesen que era hereje,
había escrito su causa y estado de ella, y ·no con
otro ánimo ni intento . Diósele traslado de la dicha
publicación, y, tratado con su letrado, hizo defen–
sas en que peetendió tachar los testigos
y
á todos
los demás vecinos, por sus enemigos capitales,
por ser asesor, del Gobernador
y
habeese tratado
del servicio personal que tocaba á todos, que en
e1los pareció probar alguna cosa de las dichas ene–
mistades que le pudieron relevar, y con acuerdo
y
parecer de su abogado, concluyó en su causa di–
finitivamente.