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INQUISICIÓN DE CHILE
Cruz que los quemase; que este testigo le reiteró
muchas veces que mirase si era así, y el dicho Pe–
dro Sarmiento, con juramento, le respondió mu–
chas veces que sí era verdad,
é
que así este testigo,
por tenelle por hombre de bien, hidalgo y de ver–
dad, y por tener al dicho fray Francisco por hom–
bre docto, se aseguró y lo dejó estar hasta que
después, desde ahí á algunos días, el dicho Pedro
Sarmiento rogó á este testigo que le trasladase
unos papeles, sin decille que eran los que dicho
tiene, y este testigo le elijo cautelosamente que se
haría, y los trasladó, con intención de mostrallos
á Su Señoría
y
al padre fray Francisco de la Cruz
ó fray Juan del Campó, para que viesen si aquella
era cosa buena ó mala, porque este testigo no lo
entendía ni lo entiende, por estar en lenguas dife–
rentes de las que este testigo entiende; é que fal–
tándole poco para acabar el dicho traslado, una
mañana, yéndose el dicho Pedro Sarmiento al
Cuzco, entró en casa de este testigo, y sin verlo
este testigo, le tomó todos los dichos papeles, así
los que trasladaba como los demás de donde saca–
ba el dicho traslado,·y se los ll evó, por lo cual este
testigo no pudo conseguir el fin que tuvo de mos–
trallos
á
Su Señoría Reverendísima y demás per–
sonas susodichas; y en cuanto toca al efecto de los
otros dos anillos que le dijo que había dado al
Conde, le parece que el dicho Pedro Sarmiento le
dijo que era el uno para haber geacia con prínci–
pes y otras personas principales, y el otro para tra–
tar con mujeres y haber gracia con ellas;
y
que
también le parece que oyó decir al dicho Pedro
Sarmiento que había hecho una patena para don