CAP. II-EL PRIMER HEREJE
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un auto en que haciendo constar que lo dicho por
Escobar era «palabra escandalosa
y
mal sonante
contra nuestra religión cristiana
y
una de las opi–
niones de Martín Lutero
y
sus secuaces,
y
porque
conviene saber la verdad
y
remediallo con justicia
y
castigar semejante herejía> su merced del dicho
señor Visitador mandó levantar la información si–
guiente.»
Fué el primero en ser llamado el mismo padre
Fr. Gil González de San Nicolás, que no hizo sino
repetir que la noticia de las palabras pronunciadas
por Escobar había llegado á su conocimiento es–
tando en la plaza en conversación con el maestro
Paredes, juez de la causa.
Ese mismo día 11 de Agosto recibióse también
la
deposición de todos los testigos que aparecían
sabedores del h ech o, que emn Rodrigo de Escobar,
Juan Marmolejo ele Sotomayor, Pedro de VillagTán,
Juan de Cueyas, Melchor Juarez, y, finalmente,
Pedro de Miranda el mismo que se había venido
con Escobar desde el Cuzco y á quien dijo que co–
nocía desde hacía veintitres años. A todos ellos se
les previno que bajo pena de excomunión mayor
ipso {acto incu1'renda
no comunicasen sus dichos,
~i
siquiera tratasen del asunto con persona al–
guna.
Después de citar de un modo conteste las expre–
siones que se atribuían al reo, todos los deponen–
tes estuvieron de acuerdo en que siem'pre le habían
tenido por buen cristiano
y
en que de sus palabras
no habían recibido
escánd~lo
alguno.
Oigamos, sin embargo, la declaración que dió
Rodrigo de Escobar: