ADVERTENCIA
IX
por muy laudables que fuesen los propósitos con
que se pedía y aunque emanasen de la suprema
autoridad de la Iglesia, cuando no podían alegar
una excusa plausible, no trepidaban en ocurrir al
embuste y la mentira.
1
Conforme á este sistema, no parecerá estraño
que en la documentación general de la histo–
ria colonial- tan abundante bajo todos aspec–
tos-no se encuentre ni el más leve rastro de los
procedimientos de los Tribunales de la Inquisición,
pues, cuando mucho, suele verse alguna que otra
pieza respecto á usurpaciones de atribuciones co–
metidas por los jueces ó sus comisarios.
Con estos antecedentes no tiene nada ele raro
que aún á los más diligentes investigadores se
hayan escapado hasta los hechos culminantes de
la historia inquisitorial. Los libros mismos que
se publicaron de tarde en tarde dando cuenta
de los autos de fe llegaron á hacerse ele extremada
rareza, y los historiadores generales no habiendo
descubierto los materiales necesarios, se vieron
precisados á guardar silencio sobre tan notables
particulares.
Esos materiales existían, sin embargo, soterra–
dos en un oscuro aposento-el Cubo de ln. Inqui–
sición-del monumental archivo de España esta–
blecido en el castillo de Simancas; y con ellos á la
vista hemos de proceder á relacionar las causas de
la fé que se desarrollaron en Chile.
1 Véase en nuestra
Histol"ia de la Inqu,isición de Lima,
la nota
de la página 264 del tomo
li.