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LA INQUISICIÓN
al Consejo de Inquisición que «en estos reinos del
Perú es tanta la licencia para lbs vicios
y
pecados
• que, si Dios, nuestro seiior, no envía algún remedio,
estamos con temor no vengan estas provincias
á
ser
peores que las de Alemaiia ... Y todo lo que digo
está probado,
y
atrévome á decir coo el acatamien–
to que debo, considerando las cosas pasadas
y
pre–
sentes, que, enviando Dios, m1estro señor, á estos
reinos jueces del Santo Oflcio, no se acabarán ele
concluir los muchos negocios que hay hasta el día
del juicio.))
1
«En cua:nto al gobierno ele aquel reino, aiiacle
á
-su vez el virrey don Francisco ele Toledo, hallé
cuando llegué á él que los clérigos y frailes, obis–
pos
y
prelados ele las Ordenes eran sefwres de todo
lo espiritual,
y
en lo temporal casi no conocian ni
tenían superior;
y
V. M. tenía un -continuo gasto
en vuestra real hacienda, con pasar
á
costa de ella
cada flota mucha cantidad ele clérigos
y
frailes, con
nombre ele que iban
á
predicar, enseiiar y doctrinar
á
los indios,
y
en realidad ele verdad, pasaban rnu–
c}?os ele ellos á enriquecerse con ellos, pelándoles
lo que podían para volverse ricos ... Los dichos sa–
cerdotes tenían cárceles, alguaciles y cepos donde
los prendían
y
castigaban cómo
y
por qué se les
antojaba, sin que hubiera quien les fuese á las ma–
nos.))
«Los obispos de las Indias, agrega más adelante,
han ido
y
van pretendiendo licencias de V. M. para
venir
á
estos reinos (Espaüa) cargados ele la plata
que no habían enviado ellos, lo cual ha hecho al-
1.
Carta al cardenal Espinosa, Los Charcas,
23
de diciembre de
1!'-67.