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empedernidos no podían resistir
á
la fuerza de
sus palabras, confirJil6 del modo más solemne
el nuevo Instituto de San Ignacio de Loyola,
bajo
~1
nombre de "Compañía de Jesús", y
a.probó sus Constituciones, por Bula de 27 de–
Setiembre de
1540.
Esta Bu1a contiene el elo–
gio de los diez primeros Padres Jesuitas, en–
tre los cuales militaban Sañ Francisco Javier,
el Bienaventurado Pedro Fabro y otros de ve–
nerable memoria; y declara, en los términos
más formales, que nada
hay
que no sea
bueno
y
santo
en el nuevo Instituto, cuyo plan y con–
junto pone de manifiesto.
Esto mismo han visto la Iglesia congregada
f>n el Concilio de Trento, llamándolo
piadoso
Instituto, y dispensando, por un privilegio espe–
·cial, á los Religiosos de la Compañía de la ley
general que 1·especto de las demás Ordenes ha–
bía establecido;
y
los Sumos Pontífices su9eso–
res de Paulo III, rliciendo, como Gregorio XIII,
que el Instituto de la Compañía de Jesús se
form6 segun la disposicion de la divina llama–
da,
y
que, para hacerlo tan adecuado
á
procu–
rar la santificacion de sus miembros
y
la de los
extraños y para el sm·vicio de la Santa Sede,
el Espíritu Santo snscit6
á
Ignacio de Loyola
y
le sugirió
y
ministr6 medios notables con am-