-22-
habla por boca de los Vicarios de Nuestro Se–
ñor Jesucristo en sus decisiones sobre asun–
tos de fé
y
de moral, en que son infalibles.
Para que nuestros adversarios no nos argu–
yan de contradiccion en lo que toca
á
la infa–
libilidad del Romano Pontífice, expondrémos
brevemente este punto, bien necesario, en vel·–
dad, por lo mucho que de él se ignora; y ser–
virá esta exposicion para ver claro, no sola–
mente en lo que toca
á
nuestro asunto, sino
tambien en todo lo relativo
á
la misma infali–
bilidad.
Creen no pocos, que nosotros los católicos
aceptamos el dogma de la infalibilidad con tan
poco discernimiento
y
con tanta exageracion,
que si el Papa quisiera decir, en pleno medio
día, que es de noche, debíamos creerle bajo
pena de condenacion. No es así; esto es una
crasísima ignorancia en muchos, y una mali–
ciosa exageracion en algunos, los cuales se va–
len de ella, como de una arma poderosa para
presentar como absurdas las creencias católi..
cas,
y
como ilotas
6
ilusos
á
cuantos ]as pro·
fesamos.
Empezarémos por declarar, que, en todo ca–
so, el Papa es dignó de nuestro mayor respe–
to; pero concretándonos
á
su infalibilidad,