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POR MANUF.J.. M.
~AL.AZAR
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PJ'incipios de ht vida
monástica,
San Pa–
blo
¡>rime1·
ermita.ño.-Durante los tres pri–
meros siglos fueron casi desconocidos Jos
monjes
en ei
Oristiauismo. Parece
lo
más
probable
que la
h1stit11cióu
monacal
tuvo
odgen
á
me<.liª'dos del siglo III,durainte
1a
cruel persecución del
Emperador
Décio.,
Muchos cristianos, huyendo
de
los supli–
cios,
se ret.ira.rou, entonces,
á
los desiertos,
J>rincipalmente
á
la
Tebaida.,en
el Egipto,
<m <lornle
entregados
á
la
vida,
penitente
y
comten'lpJativa, se hicieron célebres. Co–
noci(>ndo las ventajas de la
soledad
para
Rervir
á
Diosi
continuaron
en
su
retiro
áun
tlespnés de
termina a.
la
per·secución; - y
bien pront
Ta¡n nún1ero de
.deles,
~tra.idos
por
t
e,jemplo, aball!donaron las
JJOblaciones
ntregarse
en los
de~ier-
tos
á
la
vi<_\
a
y
contemplativa.
El
primero
qne dió
este ejemplo
fué
san
Pa–
blo, pr1mer
ermitaño que,
libre
de la
per–
secución de Décio,
vivió
solitario·en la Te–
haida
desde
la
edad
<le 22
años
hasta la
de
90 en que murió, hábitando todo
este
tiem–
po eIJ. una
solitaria grnta entregado
á
la
oración
y
penitencia (341).
' ,
San Antouio
Abact.-El
verdadero fnnda–
rlor <le
la
vida monástica
fué
el
célebre
San
Antonio, hijo
de padres
nobles
y ricos, que
:-:intiéndose inclinado
á
Ja vida
ascética,
re~
nunció
á
las riquezas;
y
treinta añoa des–
pués de San Pablo se retiró al
desierto en
<lou 'Yt raídos por sus vi
·tud.esvinieron