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,.

POR MANUF.J.. M.

~AL.AZAR

89

PJ'incipios de ht vida

monástica,

San Pa–

blo

¡>rime1·

ermita.ño

.-Durante los tres pri–

meros siglos fueron casi desconocidos Jos

monjes

en ei

Oristiauismo. Parece

lo

más

probable

que la

h1stit11cióu

monacal

tuvo

odgen

á

me<.liª'dos del siglo III,durainte

1a

cruel persecución del

Emperador

Décio.,

Muchos cristianos, huyendo

de

los supli–

cios,

se ret.ira.rou, entonces,

á

los desiertos,

J>rincipalmente

á

la

Tebaida.,en

el Egipto,

<m <lornle

entregados

á

la

vida,

penitente

y

comten'lpJativa, se hicieron célebres. Co–

noci(>ndo las ventajas de la

soledad

para

Rervir

á

Diosi

continuaron

en

su

retiro

áun

tlespnés de

termina a.

la

per·secución; - y

bien pront

Ta¡n nún1ero de

.deles,

~tra.idos

por

t

e,jemplo, aball!donaron las

JJOblaciones

ntregarse

en los

de~ier-

tos

á

la

vi<_\

a

y

contemplativa.

El

primero

qne dió

este ejemplo

fué

san

Pa–

blo, pr1mer

ermitaño que,

libre

de la

per–

secución de Décio,

vivió

solitario·en la Te–

haida

desde

la

edad

<le 22

años

hasta la

de

90 en que murió, hábitando todo

este

tiem–

po eIJ. una

solitaria grnta entregado

á

la

oración

y

penitencia (341).

' ,

San Antouio

Abact.-El

verdadero fnnda–

rlor <le

la

vida monástica

fué

el

célebre

San

Antonio, hijo

de padres

nobles

y ricos, que

:-:intiéndose inclinado

á

Ja vida

ascética,

re~

nunció

á

las riquezas;

y

treinta añoa des–

pués de San Pablo se retiró al

desierto en

<lou 'Yt raídos por sus vi

·tud.es

vinieron