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POR MANUEL
M.
SÁLAZAjt.
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' construyó un convento
que
fué el origen
J.~
una
de -las
Ord~nes
más rigurosas. Los
Cartujos tenían una regla particular, nota–
blemente por su rigidez: prescribía nn si–
lencio perpétuo,
la. abstinencia de carne y
e1 uso
const~nte
del
silicio; debían entre–
garse
á
las prácticas religiosas
y
al traba–
jo de manos, principalmente al ejercicio de
copistas.
llospita.larios de San
Antonio.-A fines
del siglo XI
apareció
en Europa una terri–
ble peste llamai<ll.a
F ·uego
1:;a,m·o
6
de San An–
tonio,
en la que,
de~pués
de padecimientos
att·oces,
morían
los
enfermos
ó
quedaban
mutilados. Hab1en o salvado milagrosa-
n1e:mte
de e
e
m~d al~
eJ
'.}1ljo de un
caballero d
n 'lo llamado
Ga.ston,
resolvieron
é l)ijo
f.andaF
una Orden
con
el
fin d
to
1
á
lQA
e
e,rmo~
ataca-
dos
C.e
¡a.
peste. La
Congregación
fué
apro- -
bada por Urbano II con el nombre de
Hos–
pitalarios de San Antonio.
Sus
hijos
preRta–
ron
grande:'.!
servicios á los
enfermos.
Cister v Clat'a\'al.-
Disgnstado
Roberto
A.bad de. C l
uny :por la
relajación
en
·que
vivían
~ns
momjes,
y
encoutTallldo
oposición
á
sus proyectos de reforma, se retiró con
veinte compáñeros al desierto del Cister
en donde oolílstruyó nn monasterio, echan·
do los cimientos de una
nueva
Orden
(i}Ue
pronto
adqnil'ió
prestigio por
la
puil'eza de
las costumbre8 y la
severidad de Ja
regla
(1098).
La Orden
del
CisteF llegó
á
su ma-