G~NERAL,
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yo
peso sient-en actualmente , se conseguiría
Siglo
el
bien , en lugar de que llegando
á
ser con
XVI.
el tiempo
las
nuevas instituciones
semejantes -
á
las antiguas ,
no
han
servido sino p·ara
ex–
·tender el mal
y
multiplicarlo.
Si se
nos
pre-
guntase qué es lo
que
hoy
se
debería hacer
para reparar las faltas que
se hap
hecho
en
otro
tien1po , en
po~as
palabras respondería–
mos tres cosas ; precisar
á
entrar en las Or–
denes
antiguas
á
las
familias
que les deben
su orígen para no forn1ar mas que un cuer·
po solo baxo la misma regla
y
el
mismo ré–
gimen ;
recurrir
á
tod:.1 s
las Congreg:1ciones
que baxo nombres distintos
y
diferentes
há–
bitos tienen
un
n1ismo objeto ,
y
obligarles
á
él ' de modo que
fuese exactan1ente
cum- /
plido;
y
en fin
supritnir
todas
las Con1uni–
dades regulares que
no
quisiesen someterse
á
un
reglamento tan
prudente ,
ó
que
ellas
mismas
pidiesen
St:l
~eparacion.
Este plan es
sencillo , reunidas las dos
Potestades hallarán
en su sabiduría
y
su
autoridad medios efi–
caces para executarlo , atreviéndonos
á
asegu–
rar que igualmente
ganarian
en ello así
la
Igle–
sia
como el
Estado.
Esto no obstante ·,
va–
mos
á
demostrar
las
-Reformas
é
Institutos nue•
vos que
perrene~en
á.
este
siglo.
1?
La
Orden de
'"san
Francisco poco tiem•
po despues de su
nacimiento
se
babia divi–
dido en dos ramas
principales , como ten
e ...
F 4
mos