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4-·
HISTORIA ECLESIASTICA
_
S~glo
za
y
actividad de
la
que
le
habían
dád~
XVII.
jam.as. Con
estas impresiones
de
Ja
gracia,
qu~
cada día le . estrechaban ·fnas'
y
con ·
las agi·
taciones
de su corazon,
que no podia
aquie–
tar, porque al mismo ·riempo que se
aver,¡
gonzaba
pe
s.uslazos,
temia romper
los;
con~
sulró
á
muchos
Prelados
recomendable~
por
sus
luces , acerca de lo que debía
hacerJ
para asegurar
ru
salvacion
y
reparar los des,
órdenes de su
vida
pasada. La mayor
part~
le
aconsejáron que
abrazase
el
e<~tado
mo
/ .
/
.d /
1
nasttco;
pero este era un partt o a que
te•
1
nia
una repugnancia insuperable.
Mas
turba
do
y
mas
incierto
que n unea se rerir6
á
su
tierra de Beret,
resuelto
á
dexar
el
mundo,
y·
hacer
en aquella so]e,dad una
vida
semejante :
á
l_a de los
Religiosos,
en
qu anto
pudiese;~
pero no era aquello
lo
que D ios·
queria de
él.
Lo
conoci6,
en fin,
y h1
b iénd os-e
armJdo de
valor dex6 todos sus Benefi cios, sin
rec::erva r
mas que la
Abadía
d~
.ra
Trapa ,
en
d0nde
se
propuso acabar sus días
con ·exerci
ios·
d,e
penitencias'. Vendió
su
ti·erra
d e Berer en
cien
mil
escudos,
y
.Jos
don6
al
Ho ~pital
d e
Dios:
de
París ,
despues
de lo qua1 se
fué
á
totna r
e] hábito
religÍo<:o,
V
comenzar
SU
novicia...
/-
Qo
en
la
Ab·~día
de
Perseigne,
Casa
de
J:t
es-
trecha
ob~ervancia.
del ·
Ci~ ·rer.,
en la Di6cesis
de
Man<.
A1Jí profe<i6'
el
6.
de Junio de
I
6 6
4• de edad fle casi
3
7.
años,
y
se
v~l;
VlO