~!N~RAt.
427
Pau!o V·,
y
en
algunos acontecimientos de
Siglo
,
su
P~ificado
los tnotivos de
la
conducta XVll •
1
•
•
.que
tuvo entonces; pero
mas
equttattvo se-
ria buscarlos en su prudencia. En efecto, es
.menester observar que en
]as
Congregacio–
nes
.de
auxil'iis
el sistema
de
los
decretoi
predeterminantes fué atacado
y
combatido
igualmente ·que el de la cíencia media.
Pau–
lo V veia contra el
uno
y
contra
el otro
razones poderosas
y
autoridapes respetables.
Condenar el uno de
ellos
hubiera sido tanto
con1o aprobar
el
otro,
y
erigirle
en
Dogma
al
tiempo que los Te6Iogos mas ilustrado.s
convenían en que ambos
á
dos
pod~an
di–
rigir
á
conseqüencias peligrosas. Este era en
particular
el
juicio
que
hacia
el
Cardenal
Belarrnino, uno
de
los
hombres mas recomen–
dables por su ciencia
y
su piedad, que ha·
·bian vivido en su
tiempo :
el qual por ha·
ber sido testigo de t®do lo que habia pa–
sado en este negocio,
no
ignoraba razon al–
guna de
las
que se
habían
alegado por am–
bas partes. Desechaba igualmente
las dos
opiniones ,
como
se
ve en
su tratado de la
Gracia
y
del
libre
albedrío
lib.
1.
cap.
1 2.
La una porque le parecia contraria
á
la
Es~
i
ra
y
á.
la
doctrina
de
San
Agus.tin,
orá–
culo
de
la Iglesia en estas materias ;
y
la
otra
potque
]a n1iraba
muy
próxíma
á
los
errores condenados de los Luteranos
y
Cal-
.