4!J-2Ó
HISTORIA
ECLES~ASTICA
Sigla Al
va
rez ,
un Tomas
de Lem
os ,
y
d,G
los
XV
li.
panidarios
de
Molina
un
Valencia,
UJl
Ar~
rubal, un
Ba~tid~
, un Serias
y
un Perez,
todos conocidos por su talento, y n1uy ver–
sados en
las m.nerias que hacian el
objeto
de
la contestacion. Animados con
la espe–
ranza de la victoria , y
el
deseo de que
bri–
llase su s.l bid uría en una oca sion tan no..
ta ble , apuráron
todos Jos
recursos de su
entendimi Lnto
y
de su erudicion teológica,
para corresponder
á
lo que esperaban de
ellos los
Papas .,
los
Cardenales, los Con–
su ltores y las Ordenes, cuyos miembros eran:
y
así se puede decir que no seria posible
reunir mas
luces;
y
que si despues de tan–
tas conferenci:1s, de tantas disputas y de es- ..
critos respectivos , quedó aun alguna obscu–
ridad esparcida sobre estas materias , es por..
que no está concedido
á
los
hombres el di–
siparla del todo.
La
Corte de España que estaha n1uy
interesada en las contestaciones referidas, etn"
peñó vi vamente
á
Paulo
V
á
que p\ublicase
su decision ,
y
con igual empeño lo solici–
taban los Dominicos fiados en que les seria
favorable ; pero el Papa perseveró en la re–
solucion que babia tomado,
ó
de no p
C?·
nuncíar nada definitivamente,
6
de aguar..
dar otras circunstancias para su execucion.
Se han pretendido hallar en la política de
Pau-