Siglo
'
XVII.
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HTSTORTA
ECL!SIASTICA
fcrroz de todas las pasiones, hace
á
los
hom
bres ca p-1ce<; de sufrirlo todo. En ménos
de
un
siglo han dado prueba
de e<;r ..
l
triste
ver...
dJd dos Ciudades famosas ; París
en tiem–
po de
la Liga ,
y
Ja
Rochela en la época
presente:
¡y
en el mls pacífico , mJs huma–
no de todos los
Pueblos se h-1
n
de .encon•
trar hechos de esta nJturaleza! No se
debe
estudiar Ja histori.t, sin considerar
c0n
aten–
cion particular este Jin1ge de acontecimien...
tos.
¿Qué
cosa nlJS propria p1ra convencer""'
nos de que de todos Jos azotes de
la
hu–
manidad , el fanatismo es
el tnas temible,
y
por
consiguiente aquel cuya raiz
no
se
puede extirpar tan pronto? Observacion
he~
cha
ya
mas
de
una
vez ; pero que por mas
que
se
repita , nunca
será bastante
pa–
ra
que quede gravada en
los corazones.
A
principio
del
sitio , celebrando ]os principa–
les
moradores de la Rochela una de aque–
llas juntls tumultuosas,
en
que
solo
el
fu·
ror
y
el espíritu
de
sedicion teni ;ln derecho
para hacerse escuchar,
Guiton,
Corregidor
de
la
Ciu¿ad ,
y
el mas
furio~o
de
los re–
beldes,
tomó un
puñal,
y
juró
clavarlo
en
el
corJzon ·del primero que hablJc;e de
ren·
dirse ;
añadiendo : si soy
yo, que
se
me
atraviese el pecho ;
y
el
puñal
se
puso
sobre
la mesa , que e stJba en medio de
]a sala,
Cf>mo un testimonio del juramento que aca-
bl-