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HISTORIA
ECLESIASTTCA
srgto
do
de resistir todavía algun tiempo
contra
:XVII. las
arnl~ls
de su Soberano ; pero este
socor-~
ro lo
mas que podia hacer era , retardar
su
derrota .,
Ó
su sujecion. Todos
los
días te
nian nuevas pérdidas,
y
las Tropas del Rey
les tomaban sucesivamente las Plazas
qu
habian ocupado hasta entónces en el alto
y
baxo Languedoc , en el
Vi
varés ,
y
el Del..,
finado.
Los esfuerzos que hJcian para con_.
servadas , apuraban. sus fuerzas ,
y
su poco
adelantamiento
des~nimaba
á
la nobleza, que
por
otra parte etnpezaba
á·
conocer, que
stt
union con unos vasallos rebeldes era indigna
de
~í
,
y
que sostenia mal su antigua glo–
ria , to1nando
las
armas contra
su
Rey.
Por
otro lado , el destrozo que los Realistas no
dexab:111 jamas de hacer ,
la
·escasez
de
víve...
· res que esto. ocasionaba,
y
Jos castigos se..
veros, que
de
quando en quando se impo–
nian
á
las guarniciones
y
n1oradores
de
las
Plazas , que se habian ·defendido con mas
C·~stinacion
, acobardaban
á
los
,otros ,
y
los
disponian
á
rendirse, para evitar semejante
tratamiento.
El
Rey había hecho la guerra
en
Italia de un modo glorioso para
sí,
y
Útil
para sus Ali:tdos ,
y
la
paz que acJ.baba de
a justar , le proporcionaba reunir todas sus
fuerzas contra los CJlvinistas , para acabJr
de
reducirlos.
Sus
Tropas , mandad:1s
por
las mJs diestros Generales
d~
aquel
tiempo
no