CENERA~.
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~ e
Roberto su
Sobrino,
á
quien
no
se
atre-
Siglo
1ió
á
contradecir ,
porque
le
debía sus pri-
XVli.
neras
victorias fué
reducido
á
una
mirad
;u f_xército
en Montonn1oor,
y
det" todo
:lestruido
en
Nazeby. Desde esta
Úlrin1a jor-
nada,
no
cesáron
de
acaecerle
á
este
Prín-
cipe
nuevas
desgracias :
vendido
por los
Es–
coceses '
á
quien se
babia entregado.,
fiado
en su
honra
y
humanjdad ; entregado
á
sus
enemigos;
llevado
de
cárcel
en
cárcel; es-
;capándose
á
pesar de
la vigilancia
de
los
Sol–
dados,
que
lo
guardaban
como
á
un
reo;
reducido
á
esconderse
en
lo espeso de
los
·bosques ,
y
en las chozas
abandonadas,
re..
fugiado en
la
Isla
de
Wight , en
donde
es–
peraba encontrar asylo
y
proporcion para
pasar al
continente ; vendiJo de nuevo por
el
Gobernador de esta
Isla , llevado
á
Lon–
dres,
interrogado
por
ComisionJdos
á
guien
los
reb~} des
habian encargado de instruir el
proceso, como si se tratase
de
un
particu–
lar
acusado
de los
mayores delitos'
juzga–
do
al fin
y
condenado
á
muerte. Este
Prín–
cipe,
cuyas
desgracias enternecen
todavía
á
los
que
leen su deplorable historia , acab6
sus dias
en un cadalso:;
y
para
que
no fal-
,
.
.
.
.
tase
a
su
casttgo
ntnguna ctrcunstancta ·, ca-
paz de
aumentar
su horror ,
los.
furiosos
qua
lo
sacrificáron , escogiéron
b.
plaza de Whi–
theal
para hacer la
exec~cion
,
á
fin
de
que
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