Siglo
XVII.
3)
O
HIST0RlA ECL'ESIASTICA
d-ean ,
y
está siempre dispuesta para nuevos
atentados , quando
son
necesarios para ase–
gurar el buen
éxíto de
los primeros.
Este
asturo
tayl!lado puso
en
movimiento todos
los artificios
que
habian
de
ensalzarlo al
su–
premo
poder ,
·sin que los 1nas linces
alcan–
zasen
sus ideas. El dictó el Decreto
de
la
muerte de
su
Rey á
n1anos del Verdugo.
Propuso el plan
de
la
nueva
reconciliacion;
persuadió al Exército
á
·entregar la plenitud
del poder
á
los Plebeyos ,
·que
componian
la Cámara de
los
Comunes ;
sugirió
á
esté
Senado
monstruoso ,
que
entregase
tambien
á
la
disposicion
de
Exército el podctr
que
babia recibido
de
él ;
por úhirno ,
dispuso
,
.
E'.
,
.
a este mtsmo
,xerct
to ,
a
qu1en
no
man-
daba ,
á
que
lo eligiese por: cabeza d'el Es–
tado ,
.y
á
que le 'rogase
tomar las
riendas
del
gobierno en los
tres Reynos
ba~o
el
nombre
de
Protector.
·
Si paramos · la
consideracion
en
estos
ex•
traños suces-ow , no se ·puede comprehender
cómo la Europa
haya
visto pacíficamente
á
los vasa1los de Cárlos I. tramar su perdicion,
proscribir
su
vida ,
y
arrastrarlo al suplicio,
sin
que
ningun Monarca se
haya
annado
para
defenderlo ,
6
ton1ar
venganza ,
porque
esta
era
causa comun
de los Reyes ; pero
todavía es mas
extraño , que Cromwel,
sen–
tado pacíficamente en las ruinas del
Trono~
ha-