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CEN.ERAL.
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y
muy
en breve
estuvo alborotada toda la Siglo
Ciudad. To1náronse las arn1as,
y
el fuego de XVII.
la guerra civil se comunicó
rápidame~te;
de
suerte, que el ministerio tuvo que ton1ar sus
n1edidas
para
reprin1ir
á
los rebeldes.
Era
·menester dinero
y
el
Parlamento
lo
rehusó;
y
·á
no haber sido por un subsidio, que con–
·cedió
el
Clero de
Inglaterra,
no
ha
bria po–
dido el
Rey
ponerse
en
marcha contra ellos.
Saliéron vencedores,
y
sin en1bargo pidié–
ron
la paz ,
que era demasiado necesaril
á
Cárlos para que la
negase;
pero este sosiego
duró tnuy
poco.
Nueva
ten1pestad
se
iba
formando
en Inglaterra , la que romp-ió pron–
to
por
medio
de efectos tan terribles , que
hubo
motivo
para esperar
todas
las
atroci–
dqdes , que un pueblo sin freno,
y
gober•
nado
por
furiosos ,
es capaz
de
cometer.
Ya
habia experimentado
Cárlos
qu~nta
audacia inspiraba su cobardía
á
los enemi-
·gos de la autoridad
Real.
A
los primeros
años
de
su
Reynado ,
el Duque de
Bucking–
ham ;
Ministro
y
favorito
de
su
padre,
y
que conservaba con él estos dos títulos, ba–
bia
sido asesinado - en su
pJlacio ,
y
casi
á
'Su
vista, sin
q·ue
hubiese pensldd
en
casti–
gar ál · Autor de semej :1t1tc atentado. · Asesi–
n1ao :
n1as ntroz fué . todavía· el del · Conde
de
·Stra
fford , otro
lvlini·stro
de
Es~ado,
·tu
yo
-delito
·todo
era su ·
fidelidad
_al ·
Re1,
-á
quien
X
3
ser-