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GINERAL~
~6
ir lo
abu~os'
empezando por los C]Ue
ex-
Sigl
nian mas Ja
Coree de
R-0ma
á
la
sáti-
XVU
. de
los
Herege~
y
MaJcreyentes.
Para
im-
!dir
á
su .
familia que
intentase
ensalzarsa
enriquecerse,
corno
habían·
hecho
los pa-
entes
de los
Últimos Pontifices,
prohibi6
l
Cardenal
Livio Odescalchi , su sobrino,
e
idir en Palacjo , mezclar$-e
en ningun
asun•
o,
sin
tener
encargo
e~pecial
para
ello,
y
•retender ·
ningunos
honores - que
Jo
distin–
~uiesen
de sus
Conlplñeros. No
ha
faltada
Iuien diga c¡ue babia , resuelto abolir el Ne–
?Oti
mo,
que contaba
entre
los
mayores
IJla•
les
de
la
Iglesia,
y
extendido una Bula pa–
ra
este· efecto ; pero
que · haJl6
obst~culos
inven'Cibles
de
parte
de
los Cardenales,
q~e
spiraban
al
Pontificado,
y
que
tuvo que
desistir de este
piadoso
intento.
Mejor
éxlro
tuvo
Inocencia
XI
en
las
diligencias
que ·
hizo
para restablecer los
ne–
gocios
~e
la Cámara
Apostólica , · que es–
taban én
extren1o
desordenados. Puso en
ellos
tanto órdcn
y
economía , que
á
la
ho–
ra
de su
muerte dex6
cantidades intn€nsas,
o obstante haber
halJado
el Erario apura–
o quando·
tom6 )as
riendas del gobicr-–
o. No
trabaj6
con ménos
fruto
en
procu-
r 1
par
general,
á
que
\'olvió
la
Euro–
or eJ
Tratado
de Nimega.
Envió
á
es–
Ciudad , en donde se
tenian
las
conferen~
•
ClaS,