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Señor, que no exceptuaste
al
Rey
Profeta de las humillaciones,,
y.
austeridades de la penitencia, haz
que yo imite
su
humildad y su fer–
vor. Llena mi corazon de una san–
ta tristeza,
y
no sea yo mas deli–
cado en el ex ..xcicio de la peni–
tencia , qt1e lo han sido los Reyes
p enitentes, cuya penitencia está re–
ferida en tu divina palabra. Padez–
ca yo en esta vida, para librarme
de padecer
en
]a eiernidad.
Señor,
he
imitado
Ja
impiedad
de los que renunciáron
a
tu culto
por ser id6latras, dexando lucir en
mi corazon los
ídolos de 111is pa•
siones , que tu g racia babia arrn–
jado de él
en
mi Bautismo. He eri–
gido en mi alma altares .al demo–
nio
y
al mundo tus enemigos : les
he consagrado la mejor por ion de
mi tiempo y de' mis afectos : he es–
tado suj eto á
la
avaricia que es
una especie de idolatría :
y
he viví.,.
do como si tributara honores divi–
nos
a
las criaturas que amaba. He
profanado en
mí
tu templo, y esta
morada que tú habías elegido
y
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