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ignorancia mas crasa de la naturaleza de
las cosas, no sé· qué nombre darle: esto
puede seducir
á
los padres y á los hom–
bres que no han estudiado; pero el senti–
do universal repudiará siempre tan mons–
truoso conjunto (1).
"Nada hay mejor,
ni nada que puede sustituir á las leccio–
nes de una esperiencia racional, decía
Bossuet. No tener en cuenta las leccio–
nes de lo pasado, y desdeñar los precep–
tos de la antiguedad, es la enfermedad
crónica de nuestros días; es el carácter de
toda época
ó
periodo revolucionario, que
desprecia y permuta lo b2llo y lo verda–
dero, por lo útil, lo voluptuoso y sensual."
El estudio de la moral y de la filoso–
:fia cristiana seria un medio poderoso de
resistencia á tamaña flaqueza, y el elemen–
to y materia propia de la educacion inte–
lectual mas alta y elevada en sus fines, y
mas racional, perfecta y posible en los me–
dios.
Eliminemos con un célebre autor
[Mr Dupanloup
J
las artes ya mecánicas,
ya liberales; las primeras, como la .gim-
(1)
Véanse las cartas del Conde
J.
de M aistre al Conde Rasoumovvski, Mi–
nistro de Instruccion Pública de Rusia.–
Saint Pet€'rsbourg, Junio
1840.