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-bn.ses;
necesitn.isrobusteeer ln.
mdon'c{acT
que
es
el
pn'ncipio constiüdivo
de lcts socieJ
n.d.es: no podei s
nega rlo. Pues bien: si la n.utoridad espiritual, que
es la mas noble, qued:1 se á mereect de las disputas
de los hombres; si sus enseñanzas y sus preceptos
pudieran ehu.lirse, apelR.ndo
á
la discusion, cuyos
elementos son las mas veces el sofisma, el dicte–
rio, la cn.lumnia, y otros inago tables r ecursos que
la ofrecen las pasiones, esa autoridad seria iluso–
ria para la mayor pn.r te de los hombres,
y
los bie–
n-es que de ella deben dümmm· .. . .. estériles espe–
ranzas!
Reconoced, pues, que esta au toridad es inmune
de todo error, cuando enseña la ve1:dad revelada.,
y habreis puesto silencio al confuso ruido de vo–
ces, que turba vuestra paz; acatn.dln.,
y
sus ense–
ñ,anzas, en mate ri a de fé y de costumbres, serán
el cimiento de granito, que sostendrá el edifi cio
social . Los hombres podrán intenta r dañarlo; pe–
ro no alcanzarán á conmover nunca la sólida base
en que descanse :
h
moral quedará
á
salvo de sus
ataques; de ella se desprende el derecho;
y
ln. n.pli–
cacion de este asegura .el triunfo de la justicia,
que es el fin de la asociacion política, que es el
mas noble de los obj etos que proponerse pueden
los Estados.
Si, venerables hermanos
y
amados hijos nues–
tros: de la mi sma manera que Nuestro Señor J e–
sucristo, verdadero Dios
y
verdadero hombre, es
la. piedra. angular del va.st9 edificio, que ha levan-